09 Oct
La revolución podrida
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Como si de pronto todo el país fuese opositor y sólo quedaran unos pocos, ciegos, enchufados o fanáticos, por todos lados se escuchan palabras de desprecio y odio hacia Nicolás Maduro, Diosdado Cabello y Miguel Rodríguez Torres.

 

Una señora le reclama a Maduro, más bien le implora que haga algo contra la inseguridad, que tome medidas contra la violencia y contra el hampa, y el presidente le responde con una interrogante: ¿qué quieres tú que yo haga?

 

Asesinan a Robert Serra en su casa de La Pastora. Crimen terrible donde los sospechosos son los miembros de su entorno más cercano. 36 heridas punzo penetrantes con un pica hielo. Su asistente también fue asesinada. El sangriento suceso está salpicado de rituales religiosos –Serra era santero- el robo de dos fusiles y probablemente la sustracción de una importante cantidad de dinero. El gobierno nada dice al respecto. Se apresura a repetir el discurso contra los paramilitares, contra Uribe, contra los residentes de Miami. Entre los locales involucran a Lorent Saleh (preso) y al diputado Carlos Berrizbeitia. Politizan el asesinato, pero algo les sale mal.

 

Robert Serra se había convertido en cabeza importante de los colectivos. Sus vecinos en La Pastora cuentan que a su casa sólo entraban sus familiares, los santeros y los miembros de los colectivos. El diputado había intervenido incluso para mediar en las diferencias que se presentaban entre Los Tupamaros y La Piedrita. Los colectivos encabezaron el entierro junto a la dirigencia del Psuv. La armonía aparente duró pocas horas.

 

El entierro de Serra estuvo cargado de discursos virulentos e irresponsables que convocaron al odio y la violencia. Señalaban responsabilidades sobre un crimen que apenas se comenzaba a investigar.

 

Se especula que Serra tenía intenciones de disputarle la presidencia de la AN a Diosdado Cabello.

 

Cabello va al Ministerio Público porque teme por su seguridad. Más de 20 escoltas no le son suficiente.

 

Trasciende que Rodríguez Torres anda molesto por la resistencia de los colectivos con el Plan Desarme.

 

Efectivos del CICPC realizaron un operativo en el edificio Manfreddy en el centro de Caracas, el pasado martes. Fue un allanamiento a la sede del colectivo “Escudo de la revolución”. Cinco hombres resultaron muertos en el enfrentamiento, entre ellos Michel Contreras y José Miguel Odreman, cabeza del colectivo “5 de marzo” quien minutos antes a través de las cámaras de televisión, había responsabilizado de su seguridad al Ministro del Interior, Miguel Rodríguez Torres. La versión del organismo policial es que los abatidos estaban siendo investigados por varios homicidios.

 

Estallaron las diferencias en el oficialismo. Los colectivos, usualmente utilizados por la élite chavista para amedrentar y agredir, denuncian ser víctimas de Maduro, Cabello y Rodríguez Torres. Para nadie es un secreto que los colectivos están pertrechados de armas sofisticadas las cuales usan sin control.  La versión oficial es que los operativos contra los colectivos nada tienen que ver con el asesinato de Serra. Nadie les cree.

 

El álbum de fotos de Odreman circula por las redes. Odreman con Chávez. Odreman en Miraflores junto a Maduro. Otra foto de Odreman con Cilia. Y claro, la gráfica que dibuja tres muertes: Juancho Montoya, fallecido el 12F, Serra y Odreman.

 

La madre de Michel Contreras: “a mi hijo lo mandó a matar el ministro. Esta es una revolución podrida”.

 

Psuv: Partido de Sicarios Unidos de Venezuela, dice un tuit

 

Se multiplican señalamientos por corrupción. La salud en coma, el precio del petróleo baja, la inflación ya se hace incalculable y el gobierno avanza con su sistema biométrico. La crisis es rutina. Sobrevivir es la misión.