No es culpa de los lobistas, un oficio respetable y útil. El problema son las intenciones de quienes en estas últimas semanas se han movilizado para fracturar el apoyo al presidente interino Juan Guaidó. Y lo avieso, es que lo hacen presentándose como parte de la oposición, cuando la consecuencia ulterior sería mantener a Maduro y su banda criminal en el poder.
Vayamos por partes. El 20 de mayo de 2018 el gobierno de Nicolás Maduro adelantó elecciones presidenciales incumpliendo con los preceptos legales establecidos. La oposición denunció y decidió no participar en dicho proceso fraudulento. Henri Falcón y el partido Avanzada Progresista hicieron caso omiso a este acuerdo. Haber concurrido solo sirvió para que Maduro, ya siendo un usurpador, lo presentara como elemento legitimador. Después Falcón ha aparecido con opiniones esporádicas que pretenden surfear sobre la ola del sentimiento popular. Casi siempre le resulta imposible ocultar su coincidencia con el régimen.
Ahora, Falcón ha contratado un polémico lobista iraní, Ari Ben-Menashe, que según registro de la BBC, es proveedor de armas de los ayatolás, con oscuras relaciones con el detestado Robert Mugabe en Zimbabwe y con la junta militar sudanesa. El personaje es el director de la firma canadiense Dichen&Madison y se dispone a cabildear para desplegar las virtudes de Henri Falcón y su partido Avanzada Progresista. La labor, de acuerdo al contrato, costará 200.000 dólares. El tema me hizo recordar a Piedad Córdoba llenándose de dólares solo por conseguir que Chávez recibiera a sus clientes.
Es inevitable que este movimiento de Falcón esté acompañado de sospechas y de sospechosos. El primero de ellos, Raúl Gorrín, afanado en salvar su pellejo (y su fortuna) y la de sus amigos Cilia y Nicolás. Y si bien Gorrín se mantiene jugando en varios tableros, las intensificación de las sanciones lo han llevado a echar sal a las heridas abiertas en el mundo opositor. Es decir, hacer las diligencias necesarias para dividir.
En teoría, Gorrín estaría maniobrando para que haya una transición donde se consideren salidas para Cilia, Maduro y su persona. Pero realmente lo que pretende es que ellos sigan en el poder y para ello procura básicamente dos cosas: que un sector reconozca como válido el proceso del 20 de mayo de 2018 y segundo, darle fuerza al tema de adelantar las elecciones legislativas. Con lo primero les quita de encima la usurpación. Con las elecciones parlamentarias ofrece un manjar a quienes quieren ser diputados, divide a los partidos que hacen vida en la Asamblea Nacional y debilita el apoyo a Guaidó.
Al respecto, ir en contra del TIAR fue una prueba, con Timoteo Zambrano (dentro de la AN) y con Henri Falcón por el otro. La reacción fue coordinada e inmediata.
Todo esto se está desarrollando junto a un coro que aún no ha empezado a cantar pero que ya ensaya. El movimiento se auto ubicará en “el centro”, presentándose como gente de la sociedad civil. Se llamará “TU, Tamos Unidos” y allí convivirían opositores sin línea partidista, algunos desterrados del chavismo y supuestos independientes. Se ofrecerán como alternativa para destrancar un juego que ellos mismos están trancando. De partida, no admitirían que están gravitando en torno a Falcón y asomarían la salida electoral sin amarrarse a las premisas de Guaidó (en especial, el cese a la usurpación).
Y aquí viene la intención ulterior más grave. El trabajo que harían bajo “centro opositor” sería procurar el agotamiento, avanzar sobre la frustración y la desesperanza, para después activar la propuesta de participar en unas elecciones legislativas. ¿Votarán pocos? No les importa. Al régimen le basta con que salgan unos cuantos a legitimar el asunto. Porque su plan es apoderarse de la AN, también.
En adición para dividir, la dictadura mantendrá una presión cuerpo a cuerpo con algunos opositores. No solo se trata de atacar sus finanzas o nuevas detenciones. También contemplan persecución y agresiones directas a familiares y sus propiedades.
La pareja Maduro-Flores ha recibido un duro golpe con las sanciones a sus hijos. Aunque no sea perceptible, su mundo se va cerrando y le es cada vez más urgente ponerle freno a los castigos a su fortuna. Habiendo cerrado ellos mismos otras alternativas, se plantean destruir la unidad y usar a personajes dispuestos a ello. ¿Quiénes les pueden funcionar para mantenerse en el poder? Falcón podría ser uno, pero no es el único. Porque Diodado Cabello y Tareck El Aissami también pagan a traidores que se subastan. Así como los socios de las bandas que los acompañan. Son muchos y fuertes los enemigos. Y la única manera de enfrentarlos y vencerlos, es bajo el manto de la unidad. No hacerlo es estúpido.