Antes de estos últimos ascensos las semanas fueron agitadas. Suele ser así. Incluso en la democracia los rumores se agitan en la especulación de cambios y el refuerzo de tendencias internas. Pero en la dictadura todo es más oscuro. Los sectores responden a intereses de Maduro o de Diosdado, cuya pugna no deja lugar a dudas.
Los alfiles de cada uno estaban tensos. Gustavo González López, director del Sebin, venía socavando la moral de algunos elementos de confianza de Maduro. El objetivo era minar territorio de seguridad, eliminándole a Maduro personajes claves. González López, hombre de Diosdado, también trabajaba en garantizar que oficiales leales a los Cabello, se mantuvieran en el poder. En contrapeso, Iván Hernández Dala, director de la Guardia de Honor Presidencial y de la Dirección de Contrainteligencia Militar, hace vigilia, olfatea enemigos en comunicación directa con Nicolás Maduro. Su cargo ha adquirido más relevancia que un ministerio, que altos puestos de comando. Tiene línea directa con la presidencia y hace llave con Vladimir Padrino López, ratificado por sexto año como ministro de la Defensa.
En su misión de espionaje, González López encontró una oportunidad. Había detectado que dos oficiales de la Guardia de Honor operaban en tráfico de drogas por su cuenta. Los involucrados fueron interrogados y sin pestañear apuntaron a sus jefes. Hernández Dala era el blanco. La carpeta negra fue preparada para llevársela a Maduro. Diosdado se encargó de hacerlo personalmente. El expediente construido incluyó nacionalidad forjada, la construcción de un bunker en el municipio Andrés Bello, cerca de San Cristóbal, estado Táchira. Pero, básicamente, el jefe de Contrainteligencia fue presentado como un traidor.
A Maduro lo asaltó la duda. Recordó el 30 de abril. Llamó a Hernández Dala. Le reclamó varias cosas: fuga de información de lo que sucede con el oro en Bolívar, grabaciones hechas a Maduro y filtradas a Colombia (por el caso fue detenido el jefe de operaciones de DGCIM Óliver Dax). También se quejó de que trascendiera el contrabando de combustible. Hernández Dala, lejos de amilanarse, lo retó. Le recordó que él solo cumplía sus órdenes. Que los oficiales señalados por tráfico de drogas eran los que él mismo había ordenado que los destacara para que sirvieran de apoyo a los jefes de las guerrillas FARC y el ELN. “Y usted sabe que sobre los guerrilleros no soy yo quien tiene el control”, aludiendo que eso era territorio de Padrino López. Después, puso su cargo a la orden junto a un helado acto de venganza: entregó una carpeta muy robusta, con las actividades ilegales de González López, siempre como sombra de Diosdado Cabello. La renuncia de Hernández Dala no fue aceptada, quien por lo pronto reforzó su seguridad personal.
Esta pugna, ausente de principios y abundante en delitos, describe el antro en lo que ha sido convertida la Fuerza Armada venezolana. Una disección planificada. La podredumbre elaborada. Llevada a cabo con laboriosidad y alevosía bajo la ejecución de los cubanos.
Para eliminar dudas al respecto, Padrino López lanzó la declaración con la que sentenció a la oposición a nunca poder llegar al poder mientras exista la FANB chavista que él encabeza.
Así se llegó al 5 de julio 2020. Fiesta de celebración por el ascenso de torturadores, socios y/o escuderos de la guerrilla colombiana, narcotraficantes, corruptos, asaltantes de camino, golpeadores de mujeres, contrabandistas, depredadores de la naturaleza. Ejemplos sobran. El sancionado Rafael Franco Quintero, exjefe de investigaciones de la DGCIM, responsable de torturar al capitán fallecido Acosta Arévalo, participante de la masacre de Oscar Pérez, torturador de Caguaripano, fue ascendido a general de brigada; José De la Cadena Toledo, nuevo GB, es juez de ejecución de la Corte Marcial desde donde se encarga de no otorgar ningún beneficio procesal a los presos políticos, ahora es considerado para la Fiscalía General Militar. El nuevo general de división Robinson José Vera Cumare, es el encargado por el ministro de la Defensa como enlace con el ELN y las FARC en Apure. Como nuevo general de división destaca Elmer Lanz Lanza, con largo prontuario, íntimo amigo de la descendencia de Cilia Flores, bajo seguimiento de la DEA por vuelos sospechosos escondidos bajo la fachada del paracaidismo como actividad recreativa. Y así…
En el balance del pugilato por el poder, Diosdado se muestra aporreado. No asistió al acto. Su promoción fue pasada a retiro. Su enemigo Padrino López se siente atornillado, aunque nunca se sabe. Con su poder militar disminuido, a Cabello le queda la trinchera del PSUV. Prepara su lista de oficiales dados de baja como candidatos para las fraudulentas elecciones parlamentarias.