En marzo de 2020 logré leer un informe -en realidad me cuesta definirlo como tal- escrito por Juan Carlos Monedero, exdirectivo del partido español Podemos, donde evaluaba la realidad venezolana y los efectos del caso bautizado como Delcygate. Fue cuando la vicepresidenta Delcy Rodríguez intentó sabotear la gira del entonces presidente interino Juan Guaidó y presionó para ser recibida en la Moncloa por el mandatario Pedro Sánchez. La acción había derivado en escándalo porque Delcy al aterrizar en el aeropuerto de Madrid -y pretender transitar por su territorio- había violado las sanciones impuestas por la Unión Europea, teniendo prohibido el acceso al espacio Schengen. Su abuso puso en aprietos al gobierno local.
El asunto debe haber inspirado a Monedero para una nueva oportunidad de facturar como asesor, o al menos de construir una coartada para seguir figurando como un pensador del régimen de Maduro. El texto en cuestión no era muestra de algún esfuerzo intelectual o documental. En realidad, el escrito de menos de tres páginas, ni siquiera era peligroso. Me sirvió sí para constatar la relación entre Monedero y Maduro. Era una comunicación entre compañeros, socios, viejos cómplices.
En efecto, la relación crematística entre Podemos y el chavismo es de vieja data, casi alcanza los 20 años, pero no fue sino hasta enero de 2015 cuando se activaron las investigaciones contra miembros de Podemos. Ocurrió cuando la Hacienda Española y la Universidad Complutense de Madrid iniciaron seguimiento al cobro de Monedero de 425 mil euros por la asesoría a Venezuela, Bolivia, Ecuador y Nicaragua para la creación de una nueva unidad monetaria. ¿Quién creen ustedes que pagó ese fraude? El petróleo venezolano, por supuesto.
En febrero de 2020, cuando el Delcygate, el partido Podemos ocupaba la vicepresidencia del gobierno español y en las operaciones con el régimen de Maduro el politólogo Monedero se ocupaba de una parte fundamental. Mucho se comentaba -siempre desmentido por ese partido- del posible blanqueo de capitales procedentes de Venezuela. Parecía que la impunidad vencería, pero por fortuna, la justicia española no cedió a tecnicismos y formalismos jurídicos y ha mantenido vivo el caso. Así, el 28 junio de 2022 el juez Manuel García-Castellón abrió una nueva causa luego del testimonio del exdirector de Contrainteligencia Militar, el general Hugo “el Pollo” Carvajal, actualmente detenido en Madrid.
Tiempo antes, en octubre de 2019, yo había logrado entrevistar de manera exclusiva a “El Pollo”. Que se sepa, ningún otro colega ha podido conversar con él desde su huida de Venezuela en febrero de ese año. En esa entrevista, en su casa y aún en libertad, el general asomó confianza y tranquilidad porque Podemos formaba parte de la estructura del gobierno español. El militar sabía lo que tenía en sus manos. “Juan Carlos Monedero cobraba de Pdvsa altas sumas por supuestas asesorías”. Pero eso no era todo.
El general Carvajal ha rendido declaración en la Audiencia Española y su testimonio lo ha acompañado con documentos. Aseguró, por ejemplo, haber sido testigo en el 2008, con Hugo Chávez presidente, del pago de 6,7 millones de dólares para la Fundación CEPS (Centro de Estudios Políticos y Sociales), ligada a Podemos. En el pago se menciona de manera expresa a Pablo Iglesias, Juan Carlos Monedero y Jorge Vestrynge. De fecha más
reciente, el militar ofreció el registro de 142 mil dólares pagados por Nicolás Maduro en el 2013 a favor de Carolina Bescansa, Jorge Lago y Ariel Jerez para supuestos servicios de comunicación, también de ese partido.
Parte del expediente con la narrativa de “El Pollo” que ha publicado el medio español OK Diario, han mostrado suficiente. Según Carvajal, Podemos usaba varias empresas como tapadera para usar fondos para su financiamiento, incluida la reforma de su sede. Las investigaciones comprueban fondos transferidos a través de testaferros. De la mano de uno de ellos, Monedero recibía dinero que previamente había sido colocado en un banco de Curazao donde creaban cuentas fantasmas para luego transferir a un banco suizo y luego aterrizar en España a las manos de Podemos. Según Carvajal, una de las vías principales utilizadas para hacer llegar el flujo de dinero era entregar efectivo en España a través de empresas con fachada de ese país.
Así las cosas, nos ha tocado ahora presenciar cómo el partido Podemos ha sido castigado en las elecciones municipales y autonómicas celebradas el pasado domingo 28 de mayo en España. Según palabras de Pablo Iglesias, uno de sus fundadores, ha sido la fuerza política peor parada luego de este proceso electoral. Se han desplomado. El registro periodístico precisa que desaparecieron en Madrid y en la Comunidad Valenciana. El resultado fue pésimo en todas las comunidades y principales ayuntamientos. También han quedado expulsados en parlamentos autonómicos de peso, como Valencia, Madrid o el de Canarias.
Esa catástrofe para Podemos muchos venezolanos la celebraron, pero no es suficiente. Porque, aunque los venezolanos nunca recuperen ese dinero, la justicia española sí puede castigarlos por ello.