La libertad, la igualdad, la tolerancia, el pensamiento crítico, todo progreso humanista es una amenaza para la dictadura de Nicolás Maduro igual que lo fue entre los siglos XVII y XVIII la Ilustración. Ahora, en el inicio de clases, tres estados de Venezuela contaron con la inquietante presencia militar encabezada por el ministro de la Defensa, Vladimir Padrino López. El mensaje intimidatorio con las armas venía precedido del anuncio de la ministra de Educación Yelitze Santaella a los maestros: “no hay dinero para pagar aumentos salariales” acompañado de algo peor: “colocaremos un código QR para saber quiénes están presentes en las aulas”, lo que por supuesto es una bravata porque para eso no hay dinero, pero sí hay militares armados con la orden de amedrentar al personal docente que viene exigiendo aumento salarial y la mejora de las instalaciones convertidas en ruinas.
Amenazas por teléfono e incluso detenciones son parte de las acciones contra los maestros que están exigiendo mejoras en un salario que no llega a los 20 dólares mensuales. Ustedes dirán qué puede hacer una familia con eso. Lo cierto es que en el inicio del año escolar se vio mermada la asistencia de profesores y alumnos. Hace dos años un estudio de la Consultora Dev Tech Systems Inc lo había anunciado al advertir que solo entre 2018 y 2021, 68 mil docentes de primaria, secundaria y preparatoria habían abandonado el país. Ahora ante la deserción el régimen saca sus fusiles.
El reporte del sector estudiantil es también desalentador. Carmen Teresa Márquez, presidente de la Federación Venezolana de Maestros informó que el ausentismo de este inicio del año escolar fue de 80 por ciento. La descripción de una maestra retrata la realidad: “esos muchachos que tienen la mirada perdida no están perdidos, ni es que sean flojos. Lo que tienen es hambre”. A eso se le une la precisión del director de la Escuela de Educación de la Universidad Católica Andrés Bello, Carlos Calatrava: “4 millones de niños y jóvenes están fuera del sistema escolar, mientras el nivel de aprendizaje de los que asisten sigue empeorando”.
Los militares no son movilizados a las escuelas porque a Maduro le preocupe la inasistencia docente y estudiantil. No. Maduro quiere anular cualquier posibilidad de protestas alarmado porque el rechazo del pueblo venezolano lo persigue en todos los escenarios del país, y porque sabe que el sector educación es el reflejo de lo que sucede en los hogares venezolanos. Rechazo espontáneo que sale de las vísceras sin ser transmitido por ningún medio de comunicación porque la censura es feroz. El hastío y desprecio por el régimen están en cada casa, en las mesas sin alimento para comer, en las enfermedades que agobian por debilidad a los pobres, en el llanto de los abuelos y en la rabia de tener la certeza de que los responsables de su tragedia se lo han robado todo, y pretenden seguir haciéndolo.
Maduro trata de blindarse de momentos peores y despliega lo único que lo sostiene: el miedo y las armas. Y sin embargo siente que no es suficiente, y tiene razón porque contra todos los pronósticos la gente ha salido a las calles a apoyar la elección primaria opositora y quiere votar en elecciones limpias. ¿Cómo se enteraron? se pregunta Maduro que, en un descarado ejercicio de cinismo, decidió victimizarse denunciando que es él quien está censurado en las redes sociales y los medios de comunicación del país. El chiste se cuenta solo.
Maduro ha aniquilado el sistema de medios. Sus cancerberos están a la caza permanente de ciudadanos que se atrevan a registrar la verdad de la tragedia que sufren los venezolanos. Los pocos medios que apenas se mantienen al aire tienen un francotirador apuntándoles, dispuesto a cerrar a quien informe sobre un suceso o mencione un personaje que a la dictadura le sea incómodo, tal como lo es su nueva obsesión, María Corina Machado.
Pero la gente no es tonta. Ya son muchos años sufriendo este régimen corrupto que ha destruido el país.
Maduro parece dispuesto a hacerlo todo para mantenerse en el poder, incluyendo el conflicto del Esequibo. ¿Pero tiene la fuerza? La jugada reciente a través del Consejo Nacional Electoral tratando de interferir el proceso de primarias ante la supuesta propuesta de ofrecer su servicio a cambio de postergar la elección fue una señal interesante de debilidad. Maduro, tuvo que cambiar el discurso con el que subestimaba la medición entre candidatos opositores para legitimarlo ofreciendo al CNE para su realización. Esa jugada de laboratorio quedó al descubierto. Habrá más. Toca entonces al liderazgo opositor continuar cumpliendo los reglamentos y el cronograma acordados.