Estaban en el programa de Union Radio moderado por Román Losinski, que con oficio y respeto los dejó hablar. Al escucharlos percibí a los invitados tan sibilinos que busqué la imagen. Jorge Botti y Jorge Roig, ambos expresidentes de Fedecámaras, disertaban relajadamente sobre las perspectivas del país para este año. Conversar sobre ese tema en un medio de comunicación venezolano es como caminar descalzo sobre vidrios: el riesgo de decir algo que moleste al régimen es elevado. Con ellos ese peligro quedó descartado, al contrario, su posición se presentó absolutamente conveniente para Nicolás Maduro.
Digamos que Botti y Roig pueden ser considerados como representantes de parte importante del empresariado venezolano. Y digamos también, que en su derecho como ciudadanos preocupados por su capital -que no tiene corazón- y tal vez tapándose la nariz y cerrando los ojos, han decidido hacer buenas migas con el régimen.
Lo medular de la entrevista fue revelada por Botti al lanzar como el escenario político futuro más importante, la elección parlamentaria del 2025, apostando a una convivencia y a la improbable decisión del régimen de hacer política. ¡Como si fuera fácil olvidar cómo el madurismo aplastó ilegalmente a la Asamblea Nacional del 2015 porque la oposición había logrado sobrada mayoría!
En 20 minutos, Botti y Roig expresaron lo necesario para ganarse el rechazo de buena parte de la Venezuela que es víctima del régimen en todos los sentidos y que aspira recuperar pronto la libertad.
“Necesitamos una elección que le sirva al país, eso no necesariamente equivale a un cambio político. El cambio político no es urgente”, expresó Botti. Y las redes sociales explotaron: 24 años de esta desgracia llamada chavismo y Botti no ve necesario el cambio político.
Roig no se quedó atrás. “Este gobierno ha demostrado habilidad política para mantenerse en el poder por tantos años”. Violar los derechos humanos, cometer crímenes de lesa humanidad, violentar el estado de derecho, censurar a la prensa libre, operar con el crimen organizado, destruir el sistema productivo etc, ¿es habilidad política?
Me llamaron la atención los términos utilizados por los dos invitados, y más aún las palabras deliberadamente desechadas. Por ejemplo, para Roig las elecciones deseadas deben ser competitivas, nunca se refirió a elecciones libres. Botti por su parte describió a María Corina Machado (dejada en segundo plano en su disertación) como una figura emergente que, ante la ausencia de una plataforma, “no llega aún a ser una verdadera opción de poder”. Para Botti esa alternativa es un paso lejano y gigantesco.
Roig que fue miembro de una de las varias mesas de negociación, se mostró optimista por el levantamiento de las sanciones, aunque igual que su compañero de banda, se declaró escéptico del desempeño opositor, aludiéndolo como un equipo de tercera.
El optimismo de ambos trasluce convivencia con el régimen, tal como lo han develado algunos colegas de la fuente empresarial. Cualquiera que los escuchara podría decir que a unos empresarios no necesariamente tiene que importarles la situación de pobreza crítica, la crisis asistencial, o el derrumbe del sistema educativo. Ellos a lo suyo, y así fueron percibidos al asegurar que todas las señales indican que la economía va a mejorar.
¡Qué carajo!, no importa que otro Tareck El Aissami vuelva a desplumar más de 20 mil millones de dólares.
De hecho, su sustituto entró en acción. Alex Saab saliva en su nuevo cargo: presidente del Centro Internacional de Inversiones de Venezuela.
Por fortuna para la ciudadanía, y no es cosa menor, el 12 de enero la Conferencia Episcopal venezolana hizo pública la exhortación pastoral de su asamblea ordinaria. La Iglesia, usualmente cuidadosa en la formalidad diplomática sobre temas espinosos, nunca ha dejado de puntualizar sobre situaciones que importan y afectan al país.
Refiere el documento que en Venezuela sigue habiendo una crisis humanitaria que se puede comprobar en el empobrecimiento de la población y el crecimiento de la brecha de los pocos que tienen mucho y los muchos que tienen poco. “Nos duele e interpela constatar el sufrimiento del pueblo venezolano en materia de salud, educación, alimentación, bajos salarios, corrupción etc., todo esto constituye una flagrante violación de los derechos humanos”.
Sobre el tema electoral el documento episcopal solicita la recuperación de los principios democráticos y participativos de la nación. “Urge la elaboración y presentación de un calendario electoral que nos conduzca a unas elecciones limpias y transparentes”.
Nada que ver con la narrativa del par de empresarios de las elecciones competitivas en lugar de libres, y de asegurar que el cambio político no es urgente. ¡Por Dios!