01 Feb
Cuchillos afilados en Miraflores
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Nicolás Maduro está obsesionado con María Corina Machado y las elecciones del 2024. Es evidente que le aterra tener que dejar el poder. No es poca cosa que la familia presidencial sufra lo que le reste de vida sintiendo muy cerca de su cuello el odio de millones de venezolanos.

El régimen ha perdido la calle. El fracaso en la convocatoria se ha repetido y Maduro jamás asumirá que es su culpa así que es fácil apuntar al segundo del partido Diosdado Cabello a quien le han disparado donde le duele: Le han removido parte fundamental de su cuota de poder en el Tribunal Supremo de Justicia, a su “amiga”, la magistrada Bárbara César Siero. Además, han acusado a sus dos hermanos, el teniente coronel Guillermo Enrique y el mayor Guillermo Henry César Siero de estar en una conspiración.

 

La magistrada tenía en sus manos el caso más importante para la dictadura: la inhabilitación de María Corina Machado. Recordemos que Diosdado no ha dejado de repetir que la candidata opositora de la unidad “no pasará”, confiado en que su compañera en el TSJ cumpliría con velocidad y diligentemente sus instrucciones. Un cambio de seña volvería a dejar a Cabello en el ridículo de anunciar hechos que no suceden.

¿Este movimiento significa que Maduro ha considerado habilitar a María Corina? No, dice la fuente. Solo que es una decisión que Maduro quiere tomar a su manera y cuando le convenga. Podría mantener, por ejemplo, el muñequeo con los americanos, alargando la sentencia a través una primera habilitación engañosa, parcial y esperanzadora para la oposición, decisión que pudiese ser anulada más adelante, cuando fuese difícil recomponer la estrategia. Para hacerlo siempre aparece un servil funcionario ignorante de las leyes dispuesto a todo para mantenerse en el cargo. Ante las dudas, pregúntenle a Tarek William Saab, porque sin pretender disgregar, la obsesión del fiscal del régimen por tratar de evitar su remoción, así como su fantasía de alcanzar fama internacional logrando ser tendencia en las redes sociales ya bordea lo anormal. No hay otra explicación para burlarse de tal manera de la investigación criminal y convertir la resolución de casos en testimonios sacados a punta de tortura con montajes descarados, secuestrando a gente trabajadora que sueña con elecciones libres, o acusando a profesionales de preparar homicidios -incluido el suyo, por supuesto- a través de guiones manidos que inventan conspiraciones que involucran a militares y civiles que molestan a la dictadura.

El régimen inventa acusaciones ya vividas con anterioridad. Temas que van y regresan, comodines que destruyen la vida de ciudadanos honestos mientras el país se desangra.

Sin embargo y en contraste, alguna de estas crisis resulta en un reto que reactiva la esperanza y las ganas de luchar en los venezolanos. ¿Será que esta vez sí?

La pugna que coloca en el blanco a Diosdado no es cosa nueva, aunque esta vez se especula que Maduro se equivocó al abrir un portal que hiere a Cabello en su vida personal. El estilo de Chávez era castigar a Diosdado con la indiferencia, mandándolo al desierto para recogerlo después. Maduro también lo hace, pero lo humilla “con la certeza de que él siempre termina bajando la cabeza”; eso comentaba su examigo, el general Hugo “el Pollo” Carvajal exdirector de Contrainteligencia Militar. Le he escuchado decir, “de aquí no se mueve nadie; estamos en esto por culpa de Nicolás, así que nos hundimos todos o ninguno”, refiere otra fuente. Sin embargo, uno de los informantes que lo vigila de cerca está convencido de que tal firmeza es camuflaje para despistar y contradecir las advertencias de los cubanos que nunca han confiado en él y le atribuyen la autoría de mensajes intermitentes a Washington.

Diosdado no es el único a quien le han corrido la alfombra en esta crisis del régimen. También el ministro de la Defensa, Vladimir Padrino López es objeto de sospechas bien ganadas por titubeos anteriores. Que no crea que Maduro se ha olvidado del 30 de abril y que no han sido registrados nuevos coqueteos con Estados Unidos. Su empeño en demostrar lealtad termina en gastar prosopopeya anunciando que han sido degradados y expulsados de la Fuerza Armadas 33 militares (activos y retirados). La verdad es que son mucho más los retirados que los activos, pero él necesita abultar con efectismo la cifra de “conspiradores” para hacer más creíble el relato oficialista. En todo caso, Padrino López se siente inestable: le han tocado su seguro de vida, Iván Hernández Dala, director de contrainteligencia militar a quien Maduro le ha infiltrado parte de la estructura externa.

De buena parte de esa bronca palaciega algunos de los castigados culpan a los hermanos Delcy y Jorge Rodríguez quienes empeñados en lograr control militar habrían sazonado el guion contra Diosdado y otros más.