Detienen -en realidad fue un asalto de la policía política- a Rafael Ramírez Colina, alcalde de Maracaibo, la segunda ciudad más importante de Venezuela, y al poco rato aparece el impresentable Didalco Bolívar con una lista de sujetos que, según él, deben sustituir a los demás mandatarios opositores electos legítimamente en distintas regiones del país. Didalco no se atrevió a mencionar al gobernador del Zulia, Manuel Rosales, pero poco falta.
Maduro muestra así a través de su enviado, la decisión de que en ninguna región gobierne alguien que no sea su súbdito.
De esta manera y luego de dos meses, el tirano continúa su plan contra los mandatarios que gozaron del voto popular y contra quien no sucumba a su voluntad y lo reconozca como el ganador del 28J; ese atropello inconstitucional lo intentará revestir con una ley que, según Jorge Rodríguez, extenderá con inhabilitaciones eternas para quien se atreva a disentir.
Sí, a los demócratas no deja de sorprendernos el descaro.
Y aún con toda esta evidencia, algunas voces proponen normalizar la situación, sugiriendo que tratemos a la dictadura con la expectativa de que Maduro no es un tirano sanguinario sino un gordito lerdo que desconoce que bajo sus órdenes se tortura a presos políticos en mazmorras, entre ellos niños marcados irremediablemente por el encierro, la incomunicación y el maltrato, sin permitirles el derecho a la defensa.
Las atrocidades ejecutadas después del 28 de julio bajo órdenes de Nicolás Maduro superan lo que ya venía siendo documentado ante la Corte Penal Internacional. La realidad actual es que el entorno de Maduro opera como un equipo de mercenarios que se mantiene unido a través de sus crímenes cada vez más cruentos con garantía de impunidad.
Así que una cosa es creer en el diálogo y otra ser idiotas. Lo correcto es hablar de condiciones de una transición a partir del reconocimiento del triunfo de Edmundo González Urrutia.
Quien pensaba que la ambición de Maduro podía tener un límite, se ha equivocado. Está dispuesto a todo. A él solo le importa el territorio y lo que genera su explotación. La gente le interesa, si está a su servicio. Por eso ha prohibido el ingreso al país de los venezolanos que tengan cédulas y pasaportes vencidos, al tiempo que condena a sufrir penurias a través de los caminos verdes a quienes en las mismas condiciones procuren fuera una mejor vida.
La extorsión es uno de los mecanismos favoritos de la tiranía. Activada con más fuerza desde hace dos meses y siempre bajo supervisión cubana, procura doblegar al liderazgo político que se mantiene en la línea de la democracia y del respeto a la soberanía popular. La detención del alcalde de Maracaibo es parte de una arremetida dirigida a eliminar cualquier atisbo de liderazgo legítimo regional que sería sustituido por dóciles alacranes con aspiraciones de poder y dinero.
Se verán las caras.
Sin embargo, las pruebas irrefutables que ya circulan por el mundo entero difundidas por organismos internacionales que demuestran el triunfo de Edmundo González Urrutia, además del reconocimiento a María Corina Machado recientemente honrada con el premio Václav Havel del Consejo de Europa, han alentado a millones de venezolanos que continúan retando a la tiranía y que asumen junto al valiente liderazgo político local, plantar cara a la dictadura.
Es muy duro para quien en Venezuela enfrenta la pobreza y lucha por la libertad. En nuestro país es un delito haber votado contra Maduro, es un delito opinar sobre Maduro, es un delito ser familiar de alguien que reta a la tiranía, incluso es un delito ser decente. En Venezuela quien no se suma a la servidumbre del tirano, es un enemigo.
Vienen momentos aún más difíciles que exigen mucho de quienes sobreviven en el país. Estamos en tiempo de descuento para el 10 de enero; tiempo de descuento para Maduro también. Por eso se va radicalizando con su careta derretida y procura mostrar control con actos desesperados. Y así va cometiendo errores. En esa misma proporción, aunque parezca imperceptible, nuestra lucha va ganando terreno.
Maduro no ha logrado que un solo gobierno democrático lo reconozca como presidente electo, mientras sus aliados tratan de ayudarlo solicitando que muestre las actas a conciencia de que eso es imposible. ¿Qué buscan con ello? Darle tiempo. Apuestan con ello al desgaste, a la desmoralización de nuestra lucha. Desconocen (o aparentan desconocer) dos hechos fundamentales: que la líder opositora María Corina Machado se mantiene en territorio venezolano dando la pelea, y segundo, que los ciudadanos que votaron y los que no pudimos hacerlo, estamos convencidos de que es ahora o nunca, y para ello trabajamos.
Cuando en las elecciones primarias María Corina fue votada abrumadoramente, el venezolano tenía la certeza de que ella daría la batalla por recuperar la libertad hasta el final. Y lo está haciendo.
Toca a todos, cada uno donde esté, hacer el trabajo. Desechar el desaliento y centrarse en el objetivo.
Resistir y mantener el foco.