Primero: mis disculpas a mis respetados lectores a quienes les puede desagradar lo que voy a expresar. Ustedes entenderán, estoy razonablemente molesta.
Voy.
La información que manejo hasta el momento indica sin duda alguna que el sector opositor ha crecido considerablemente frente al desastre, el asco, la corrupción, la ineptitud con el que este gobierno no sólo destruye este país, si no que nos va convirtiendo en poca cosa, en nada, en recogedores de migajas, en convivientes de corruptos –por lo tanto en corruptos- en cómplices del odio –porque odiamos, así lo neguemos- en expectantes necios y agresivos, mezquinos del trabajo político que hacen unos grandes seres que cómodamente podrían desentenderse de la realidad del país o ser cómplices del grosero festín en el que las cabezas de este régimen se gozan las riquezas del país.
Esos líderes, los nuestros, están fajados. Enfrentando la persecución, el atropello, en fin, lo que hace un régimen que si lo permitimos, será una dictadura. Si los dejamos. Si somos bolsas. Si no votamos.
Somos mayoría y no sabemos comportamos como tal. Somos torpes, mezquinos con nuestros líderes –que los tenemos- y por actuar así, siendo mayoría indiscutible, repito, podemos perder.
Tontos útiles para este régimen son quienes descargan frustraciones contra quienes arriesgan su pellejo en una lucha desigual.
A pesar de haber crecido. A pesar del malestar. De la arrechera. Aparecen unos sabihondos, o resentidos, o supuestamente envalentonados, o con agenda oculta, todos se suman para a la hora de la chiquitica desarrollar un cuento que hace mucho daño (y por cierto su escroto desaparece). Ellos, a ellos, les digo bolsas, por no decir algo más duro.
Bolsas que horadan inútilmente. Que pueden causar la derrota en la Alcaldía Mayor, por no referirme a lo demás. Que no existen, sí bolsas, no existen, no son medibles, no tienen cara, ni número, no son nada. Son eso, bolsas. ¿Deslegitimando, qué o a quién? ¿Al CNE? Cuénteme ustedes las protestas que frente a ese organismo electoral han organizado.
En fin. Estoy furiosa con ustedes. Hacen daño. Mucho. Incapaces resentidos se comportan como lo que más detestamos del chavismo. Porque al final destruyen igual que ellos. Son incapaces de bajar su ego y colaborar en una causa que se supone también es suya.
Por eso seguimos así. Reflexionen. Colaboren. Tengan la gentileza de reconocer cuánto se han fajado unos carajos por este país, por la democracia, por la libertad. Ustedes abstencionistas, dejen su ego a un lado. Dejen la soberbia, la necedad, la impertinencia. Sean venezolanos, valientes, generosos. Voten. Y dejen de joder.