10 Jan
Mónica
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¡Cuánto preferiría pasar por banal y que esta nota se refiriera a un comentario ligero sobre la vida de una Miss Venezuela! Tristemente no es así. Mónica Spear fue asesinada. También su esposo. A su hija la hirieron en una pierna y la dejaron abandonada en un vehículo junto a los cuerpos inertes de sus padres. Cuentan que esa criatura de 5 años, de nombre Maya, dice que su papá y su mamá se quedaron dormidos dentro del carro.

 

El alma se arruga.

 

El asesinato de Mónica le puso rostro a una estadística que hace rato debería haber alarmado a cualquier gobernante mínimamente serio. Nicolás Maduro no lo es. Hugo Chávez tampoco lo era. Al contrario. Este régimen ha florecido sobre la complicidad con la delincuencia, estimulando el crimen, desarrollando el negocio de las armas, permitiendo el narcotráfico, aupando la creación de nuevos delitos, aplaudiendo las mafias carcelarias, garantizando la impunidad, aniquilando el estado de derecho. Este régimen convirtió al motorizado en delincuente –aún sin serlo la anarquía con la que actúan los catapulta en la sospecha colectiva y el odio posterior- transformó a bondadosos ciudadanos en portadores de odio, expuso a los ojos del mundo la parte más oscura de nuestras vidas.

 

He escuchado en las últimas horas, decenas de testimonios que reivindican la decisión de haber abandonado el país. ¿Cómo no entenderlos? Vivir con miedo aniquila cualquier otra sensación. Y el miedo ha sido una de las armas más importantes de este gobierno.   

 

No le creo a Nicolás Maduro cuando anuncia presuntos planes para luchar contra la delincuencia. Eso sería como destruirse ellos mismos. La primera prueba de la ausencia de sinceridad en su promesa fue la ratificación de Rodríguez Torres en el Ministerio de Interior y Justicia.

 

Por momentos estamos tan mal en Venezuela, que nos invade la sensación de un hundimiento progresivo con la certeza de que el mal ha triunfado. Y que además lo hizo para quedarse. Eso no pasaba en los cuentos que yo conocía.

 

Dios nos proteja. Y que la fuerza nos mantenga para enfrentar el mal y evitar ser aniquilados.