10 Jul
Espía devaluado
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SnowdenYa Snowden tiene un mote: nevaíto. El personaje pasó de espía a ser un chiste de botiquín. Es como si los venezolanos estuviésemos interpretando el Súper Agente 86 caribeño... y andino, porque Evo Morales cargó también con su cuota de ridículo.

Hace poco "Reporteros sin Fronteras" instó al gobierno venezolano a proteger a sus periodistas igual a como lo han hecho con Snowden. Es el planteamiento más sensato que he escuchado sobre el tema en los últimos días.

Lo cierto es que ya entramos en julio y continuamos con la sensación de la fragilidad de un gobierno que se sostiene milagrosamente. Tal vez por eso su énfasis en grabaciones, acusaciones de conspiración y espías, enredando además las decaídas relaciones internacionales manejadas por Maduro y Jaua, la pareja menos carismática que ha tenido la historia democrática venezolana.

La verdadera película es menos divertida que esta versión de 007 tropical. Es la que sufrimos los venezolanos con una inflación incontrolada y un desabastecimiento que nos convierte en el hazme reír en materia de papel tualé. Somos la paradoja de lo decadente: lo que significa en dinero para que Pastor Maldonado corra en Fórmula Uno, salvaría el presupuesto de un año de una de las más importantes universidades venezolanas. La educación pública en crisis y un ministro ex universitario se niega a escuchar los planteamientos irrebatibles del gremio de profesores.

Parece que realmente de lo que se trata con el cuento del espía, no sólo es de distraer, de estimular el circo. Pienso que estos ilegítimos se creen su propio cuento y en esa fantasía afianzan su objetivo: el destruir de manera definitiva todo lo bueno, en bombardear el talento, en destrozar lo valioso, en acabar con lo decente.