En las últimas semanas los medios de comunicación venezolanos se han visto sacudidos por una nueva realidad que estoy segura de no exagerar al calificarla de escalofriante: la adquisición de las empresas por parte de personajes vinculados al gobierno, gestores financieros, testaferros domesticados de la boliburguesía.
El plan, fríamente calculado luego de la derrota política que le significó al gobierno el cierre de Radio Caracas Televisión consiste en apropiarse de medios impresos y audiovisuales de distinto tenor. La punta de lanza fue la compra de Globovisión por parte de los dueños de Seguros La Vitalicia, encabezados por Juan Domingo Cordero en una corta cadena que se posa sobre la cabeza de Diosdado Cabello.
El tema ahora es la venta de Últimas Noticias, la joya de la corona de la Cadena Capriles, también a hombres de confianza del gobierno. La especulación sigue con la eventual venta de Televen y a partir de ahí, el oficialismo casi ni tendrá que molestarse por la información veraz. Ellos se encargarán de silenciar todo dato incómodo y manipularán a su gusto tratando de ocultar el desastre gubernamental.
El asunto hiela la sangre.