18 Feb
La veleidad moral de Padrino López
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Entre noviembre de 2018 y el primer trimestre de 2019, el tema de la guerrilla aún podía ser un punto de discusión en la Fuerza Armada venezolana. Me refiero a que todavía una parte de la institución consideraba a las FARC y el ELN lo que son: narcoterroristas enemigos de nuestra patria. No es que esa fuese la línea oficial, pero digamos que la relación con esas organizaciones la llevaban determinados personajes designados para esas funciones por el Ejecutivo. Era una relación camuflada. Aún para esa fecha, el ministro de la Defensa, Vladimir Padrino López, recibía informes de sus subordinados que le reportaban operativos en los que eventualmente apresaban a sujetos solicitados en Colombia. Se evaluaba con preocupación el despliegue de disidentes de las FARC y de miembros del ELN por distintas zonas de nuestro país. Padrino hacía poco al respecto. Se mimetizaba en la hermandad de Nicolás Maduro con esas organizaciones, aunque sin dejar de lado su arenga cursi y muy conveniente, de amor a la institución y la patria.

En esos meses Padrino López conversaba con Mike Pompeo para entonces secretario de Estado de Estados Unidos. Presumía Padrino, que pocos manejaban esa información. En paralelo, debatía algunos puntos precisos con los jefes de organismos claves. Uno de ellos, el general Manuel Cristopher Figuera, quien estaba a la cabeza del Sebin y del Centro Estratégico de Seguridad y Protección de la Patria (CESPPA). Con Mike Pompeo y con Cristopher Figuera, Padrino López conspiraba.

Pero volvamos a noviembre de 2018. El día 4 de ese mes, tres militares venezolanos fallecieron y otros tantos resultaron heridos, después de haber sido emboscados por elementos de la guerrilla. En respuesta, fue capturado el comandante Luis Felipe Ortega Bernal, alias Garganta. A su detención se llegó con información suministrada por la inteligencia militar colombiana. La propuesta de Figuera era utilizar los valiosos datos sobre la ubicación de los campamentos guerrilleros, para expulsarlos definitivamente del país. Nada se hizo. “Mi comandante dirá cuándo”, fue la respuesta evasiva de Padrino López. Alias Garganta fue hospedado en la Policía Militar de Fuerte Tiuna con privilegios de movilización, uso de teléfonos y visitas todos los días a cualquier hora. Al guerrillero debían atenderlo oficiales venezolanos que sabían que Garganta era el asesino de sus compañeros.

La convivencia con la guerrilla comenzó a ser descarada. Padrino López, con su típico estilo guabinoso, mostraba interés por otros temas. La transición copaba su atención. Las reuniones con Cristopher Figuera fueron más frecuentes. Con él fue muy preciso respecto a su aspiración de guiar personalmente el proceso posterior a la salida de Maduro quien sería trasladado fuera del país en un avión bajo la responsabilidad del jefe de la Casa Militar. Padrino López era también enfático al vetar la posible participación de políticos. Su escenario era de total control militar -salvo excepciones como Maikel Moreno, el presidente del Tribunal Supremo de Justicia-. Entre escenarios posibles llegó a considerar entregar alcaldías y gobernaciones a comandantes de las Zodi y las Redi. Aunque algunos militares también estaban tachados de su lista. Para él, era mejor dejar fuera a Diosdado Cabello que ya bastante le había molestado al imponerle a los miembros de su promoción. “¿Qué piensas hacer con la DGCIM?”, le preguntaba a Figuera, dejando entrever su temor a no tener el control de ese organismo. Esta cavilación fue una de varias conversaciones que se desarrollaron en la azotea del edificio del Ministerio de la Defensa o en la quinta Timonel de Fuerte Tiuna.

Padrino López imaginó su primera aparición pública luego de la salida de Maduro en una rueda de prensa rodeado de generales en el Fuerte Tiuna.

Después que el 30 de abril nada de eso sucedió, Padrino López se ha mostrado aún más servil ante Maduro intentando desaparecer la lluvia de sospechas. Su actitud ha mejorado sus finanzas. Mantiene negocios con los chinos entre ellos la compra de equipos de orden público, de comunicaciones, el mantenimiento de aviones de transporte y combate. Con los rusos mantenimiento de los Sukhoi y sistemas de cohetería para artillería. Con Irán ha sacado provecho al entregarle las reparaciones de los aviones F16 violando toda norma de confidencialidad militar. Por supuesto que, como cabeza de la FANB, está de lleno en la explotación de las minas. También saca provecho de las granjas de bitcoin.

Padrino López se muestra feliz -aunque no cesan oscuros rumores sobre su salud- y persisten informaciones de que finalmente saldría del Ministerio de la Defensa en julio. El tamaño de su traición a la patria solo es comparado con su frivolidad. Acaba de celebrar haber recuperado su cuenta de twitter. Ya podrá volver a montar sus textos farragosos y sus comunicados hundidos en el cinismo. Como el reciente del 4 de febrero pasado donde en nombre de la Fuerza Armada venezolana se refiere al “compromiso irrenunciable de mantenernos luchando junto al pueblo para consolidar la libertad, independencia y soberanía de la patria”.

Clase de hombrecito.