Cuenta un testigo que la guerrilla colombiana suele burlarse de los videos que los jefes militares venezolanos publican en sus redes, como los de Vladimir Padrino López tratando de construir la imagen de un hombre de armas exitoso. Nada más lejos de la verdad.
El tema no debe ser desechado a pesar de la banalidad de los protagonistas. “(…) escucha gringuito ya estamos preparados, con armamento ruso te estamos esperando, vente pa´cá que lo que te viene es palo, seremos tu Vietnam latinoamericano (…)”, entonan jóvenes oficiales bajo el aliento de un superior con megáfono y la supervisión del titular de Defensa.
La humillación propinada a la FANB recientemente en Apure no es coherente con esos cantos. Tampoco la balacera que casi a diario se escucha en el oeste de la capital activando la conciencia del caraqueño respecto al poderío de la banda del Vampi y el Coqui por sobre los organismos de seguridad.
Pero la FANB puede resultar peligrosa jugando a través de otros, por ejemplo, usando a la guerrilla colombiana. Por eso, el ataque de este martes 15 de junio a la Brigada 33 del Ejército colombiano en Cúcuta, donde el Comando Sur tiene una oficina, puede aumentar la tensión de Colombia y Estados Unidos sobre Venezuela en conocimiento de las actuaciones de la narcoguerrilla y de la participación de rusos e iraníes en la zona limítrofe de nuestro territorio. La acción, calificada de terrorista, es atribuida al ELN, sin descartar al frente 33 de la disidencia de la FARC, ambos grupos huéspedes y socios del régimen venezolano. El ataque consistió en la activación de un coche bomba que generó dos explosiones con saldo de 36 heridos, 11 de ellos oficiales estadounidenses que trabajaban como asesores en entrenamientos y ejercicios conjuntos en labores antinarcóticos en la región de Catatumbo, la zona más disputada por irregulares colombianos.
Fundamentos para que nuestro territorio sea blanco de sospecha sobran, como los publicados por el diario El Tiempo de Colombia basados en un informe de inteligencia que ratifica la presencia de 1500 hombres de la FARC y el ELN en Venezuela. El documento presenta mapas, frentes, jefes, número de integrantes, zonas de injerencia y actividades ilegales, demostrando que el narcotráfico es la principal base de financiación. Para la fecha -mayo 2021- inteligencia había detectado en un año 623 trazas de vuelos irregulares que habían despegado de Venezuela a mercados internacionales de carteles de México y Brasil.
El testimonio de un joven oficial del Ejército hace poco más de dos meses le echa fuego a la candela. “Los iraníes están dando clases a milicianos de la FANB sobre acciones de resistencia. Les enseñan a activar explosivos, colocar videos, recuerdo uno de ellos grabado hace tiempo en Argelia”. Este adoctrinamiento se ejecutó, según la fuente, en Lobatera, estado Táchira.
Acciones que violentan la soberanía demuestran el desguace de la Fuerza Armada, tales como la cedulación de guerrilleros a los que vistieron de milicianos y entregaron lanzacohetes IGLAS que fueron comprados unos al gobierno ruso (y otros de manera irregular a perros de la guerra de ese país en 2010 por la vía de Petróleos de Venezuela). La incorporación de guerrilleros a las milicias se llevó a cabo en el año 2019 y la propuso Freddy Bernal a Nicolás Maduro que gustoso aceptó. Así comenzó el dibujo de otra cara de la debacle de la institución militar ante la masiva deserción de la FANB que dejó numerosas vacantes.
La deserción ha venido siendo registrada en varios documentos, uno de ellos del Comando General del Ejército que en 2020 ordenó el inicio de un procedimiento disciplinario a 1778 tropas profesionales que se fueron sin despedirse. Esta cifra no incluye los otros comandos.
En el desastre de la FANB sobran las decisiones emergentes, alternativas de autogestión ante la escasez de presupuesto de las unidades, como la que permite que aviones militares hagan transporte particular y que algunos efectivos trabajen en paralelo en funciones de seguridad privada.
Para el desfile del 24 de junio buscaron hasta el cansancio paracaidistas que hicieran en el aire el número 200, llamaron a oficiales retirados, a miembros de otras unidades militares y fracasaron, lo harán con aeronaves. Lo de los tanques es otra escena. Están grabando previamente videos para tapar los huecos visuales y las limitaciones que quedarían en evidencia en una transmisión en vivo porque además los tanques rusos, parapeteados en talleres particulares, podrían accidentarse en medio del show.
Así las cosas, para la gran celebración del 200 aniversario de la Batalla de Carabobo un evento retrata la cotidianidad de una dictadura. Se trata del “Primer Encuentro Cultista” donde serán convocadas las cortes espirituales venezolanas.