Pasó como un detalle y debió ser un escándalo. Va siendo normal que en la cotidianidad venezolana graves delitos se pierdan entre la censura y la manipulación comunicacional ejercida bajo el control de hierro y otros métodos de la dictadura.
El régimen de Nicolás Maduro violenta la Constitución, continua y descaradamente. El pasado 6 de julio la Asamblea Nacional (AN), electa de manera fraudulenta en diciembre de 2020, aprobó un acuerdo con el que declara la inexistencia, ineficacia e invalidez de los actos de la AN elegida en 2015 en la que la oposición logró por votación popular la mayoría calificada. Salieron de inmediato personajes que pesan miseria como Timoteo Zambrano a apurarse para proponer una ley que anule todos los acuerdos legislativos aprobados entre el 6 de enero de 2016 y el 4 de enero de 2021.
Registrada esta gravedad quisiera complacerlos para el regodeo necesario, con la referencia del desastre y las divisiones que se muestran florecientes en el proceso interno de las candidaturas dentro del PSUV.
Es medular la inocultable tirantez -eufemismo de enfrentamiento- entre Nicolás Maduro y Diosdado Cabello. Bastan dos ejemplos como excelentes evidencias.
En Carabobo, Diosdado sacó el hacha de la guerra contra el gobernador Rafael Lacava, hombre apoyado por Maduro. El asunto se debe seguir de cerca. En el primer choque de trenes Diosdado demostró contar con aliados de peso dentro del chavismo que intervinieron para boicotear la posibilidad de que Lacava consiguiera pasar directo, sin medirse en las primarias. Lacava necesitaba el 85% del apoyo del partido y no lo logró. ¿Quiénes se activaron para impedírselo? María Gabriela Chávez, Rafael Ramírez y Francisco Ameliach, escuderos financieros y afectivos de José Vielma Mora, destinado para arrebatarle el poder al actual gobernador.
Por el momento a Lacava le han restado tres importantes aliados, los alcaldes de Valencia, Naguanagua y los Guayos a quienes la directiva del PSUV les frustró la posibilidad de aspirar a la reelección. Es como para comprar entradas en primera fila para el espectáculo del 8 de agosto, día de la medición interna del partido oficialista.
La jornada será abierta para todo aquel que quiera participar por lo que se anuncia que Lacava activaría a contratistas aliados no necesariamente chavistas que deberán pagar por los favores recibidos. Por ahí salió como pequeño ejemplo, un miembro del Frente Francisco de Miranda a denunciar que había sido sobornado con un billete de 100 dólares para votar por el alcalde de Valencia Alejandro Mervez y por el gobernador Rafael Lacava.
El segundo conflicto no es menos estimable. Táchira es el patio. Allí, Freddy Bernal, hombre de Diosdado Cabello -por el momento- trata de quitarse de encima a cualquiera que no se atemorice con la amenaza armada de sus aliados de la guerrilla o sus subordinados de la FAES. Pero alguien le ha rugido. Se trata del candidato Leonardo Alí Salcedo Ramírez quien se atrevió a denunciar cómo a su esposa y el resto de su familia los habían eliminado del registro electoral impidiéndoles siquiera votar. En ese territorio se activaron también las amenazas y agresiones de la FAES. “El señor que está haciendo eso que todo el mundo sabe (Freddy Bernal) que recoja sus macundales (cosas) y sea el único aspirante”, dijo Salcedo quien ha recibido contundente apoyo de Iris Varela, lo que probablemente sea el sello de su desgracia.
Lo del Zulia es casi un "trhiller" con cuatreros, narcotraficantes y guerrilla. El exgobernador de ese Estado, Francisco Arias Cárdenas, intentó retar a Omar Prieto con la comodidad que le caracteriza y resultó rebotado. El actual mandatario regional ofrece tiros y promete negocios. Prieto, quien tiene importantes enemigos en el sector militar entre ellos Néstor Reverol, pareciera que logrará quedarse con la candidatura oficialista, pero perderá la gobernación, la cual quedaría en manos de la oposición probablemente de Manuel Rosales. Zulia está fuera de control, hay denuncias de irregularidades en el proceso en los municipios Simón Bolívar, San Francisco, Miranda, Villa del Rosario, Machiques, Lagunillas y pare de contar.
En realidad, en todo el país hay registro de graves atropellos que se suman a los escándalos de Zulia, Carabobo y Táchira. Tantos casos hay que Maduro prometió investigar las denuncias de manipulaciones en el proceso de precandidaturas. Más que mostrar transparencia, el gobernante necesita lucir con el control del poder y Diosdado lo ha retado. Para colmo, le está "embochinchando" el partido. Con tanto lío, la obra de fraude, trampa y extorsión tan cuidadosamente aplicada por Maduro contra los venezolanos queda expuesta por culpa de sus adversarios internos que la usan contra su voluntad y en perjuicio de sus elegidos.
Sin embargo, es importante recordar que estas señales explosivas suelen encontrar en el chavismo un canal común y rápido de acuerdos para mantenerse en el poder. Así ha sido siempre. Y no se debe subestimar a Maduro que ha demostrado astucia en la política para eliminar contrincantes. Por el contrario, Diosdado se ha venido desgastando.
En cualquier caso, verlos destilar su hiel y mostrar los colmillos amenazantes para morderse entre ellos es un ejercicio catártico y mínimo.