06 Apr
Los americanos precisaron a Maduro
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Nicolás Maduro tuvo que rendirse ante Estados Unidos y desprenderse de Tarek El Aissami. Ha sido un paso que le ha amargado la vida por distintas razones, una de ellas, haber quedado como un incompetente ante las pruebas aportadas por funcionarios americanos, que lo dejan como un sujeto incapaz de controlar a los suyos que han operado miles de millones de dólares -nada más ni nada menos que el ingreso petrolero de un país petrolero- sin rendirle cuentas. Lo segundo, y no menos incómodo, ha sido encontrarse expuesto a una situación de debilidad en la que se ha visto obligado a darle oxígeno a enemigos políticos, como Diosdado Cabello.

Pero la molestia, hace más peligroso a Maduro. Experiencias anteriores han revelado cuán lejos puede llegar para mantenerse en el poder, lo que incluye su rostro sanguinario. Y eso lo saben aquellos que están bajo su lupa.

El asalto a través de Petróleos de Venezuela, aún no mensurado, involucra a centenares de funcionarios civiles y militares, y otros tantos empresarios locales y extranjeros, que han llenado sus arcas a expensas de la pobreza de los venezolanos. Maduro no puede ni aspira alcanzarlos a todos porque le urge retomar el control. Así que, por el momento, ni siquiera ha entregado a su otrora amigo Tareck El Aissami, vigilado convenientemente por personal del Sebin porque en los militares no confía.

Maduro ha ocultado la verdad. No ha contado que la crisis de gasolina fue provocada para que países o grupos aliados vendieran combustible a Venezuela y de ello sacaran provecho. Tampoco hace referencia a las famosas líneas rojas, razón para que los americanos perdieran la paciencia ante la descarada orientación de las alianzas financieras de petróleo hacia Irán, Turquía y otros países hostiles.

Para Maduro es perentorio recuperar el dinero, al menos una parte. Por eso las detenciones anunciadas oficialmente son quirúrgicas, procurando recobrar parte del monto del asalto, superior según los expertos, a los 20 mil millones de dólares. Alcanzar ese botín parece difícil; está fuera y lejos de Venezuela.

En el sector militar el trago amargo lo está asumiendo el ministro de la Defensa, Vladimir Padrino López quien trata de espantar, una vez más, toda sospecha. Hay que tener presente que el malestar en la FANB sigue siendo un tema delicado, así que con máxima discreción ha comenzado la remoción de varios efectivos militares de sus cargos, tal es el caso del general de división Julmer Rafael Ochoa Romero, comandante de Zodi Bolívar. Este general que reporta al Comando Estratégico Operacional de la FANB había sido ubicado en esa posición por el mismo El Aissami para que entre otras funciones se encargara del negocio del combustible en la región. El militar fue sustituido el pasado 27 de marzo por el general de división Enio Javier Flores León.

Cuando digo combustible me refiero a muchísimo combustible. Y es éste el gran tema en este caso ya que el negocio de su compra en el extranjero se estaba complicando por falta de recursos. “Esto revienta porque había gente con una gran cantidad de dinero en el bolsillo que iba a los mercados internacionales a comprar gasolina para venderla a Venezuela compitiendo con las grandes transnacionales que no son cualquier cosa. Recordemos además que el acuerdo con Chevron lo llevaron los hermanos Jorge y Delcy Rodríguez y la familia de Cilia Flores”, comenta una fuente.

El asalto tenía varias vías y la de las criptomonedas era una fundamental. Dijo Maduro a principios del 2018: “Quiero acelerar la entrada en funcionamiento de la criptomoneda el Petro y las granjas de minado a través del Petro Container”. En realidad, la gran mayoría de los fondos no resultaban de la minería, eran producto de la venta de petróleo, porque, ¡claro que minaban en esas grandes granjas, pero el dinero lo hacían especulando con cripto sobre el capital obtenido por el petróleo!

¿Quién cree que este desmadre, con unos montos insolentes por incalculables, puede ocurrir a espaldas de quien se ufana de ejercer el poder?

El régimen trata de matizar esta masiva corrupción con el espectáculo de ese circo que mostró a unos pocos presos estrenando trajes color naranja, mientras los maestros no se cansan de protestar sus sueldos de hambre que los llevan a la desesperación de huir del país y sumarse al conteo migratorio que va por más de siete millones de venezolanos, cifra que solo disminuye con tragedias como la reciente de Ciudad Juárez en México, ocurrida luego de que funcionarios de ese gobierno dejaran encerrados en un incendio a un grupo de inmigrantes en el fallecieron 39 y donde se encontraban al menos 13 compatriotas.

Pero eso no le importa a Maduro. Le inquieta, sí, la certeza de dormir con el enemigo, entre canallas que, como él, vienen deshilachando nuestro país.