Las peleas se han vuelto frecuentes. Por ejemplo, era impensable ver a Nicolás molesto con Delcy por ella haber tomado decisiones sin su consentimiento, y eso ocurrió. Suele suceder cuando el sol da por la espalda. Maduro ha terminado actuando en el rol de perdedor, evidenciado al ofrecer dinero para obtener seguidores en redes sociales, o tratando de imitar como un novato lo que hace María Corina Machado.
Preguntaba un chavista quién es el responsable de que Maduro haga el ridículo y se equivoque tan seguido. La respuesta es, él mismo; dan pena sus últimos errores. Es obvio su desajuste; solo basta verlo bailar sobre vehículos oficiales ante la ausencia de gente que lo quiera abrazar. En otro momento no habría anunciado la santificación de José Gregorio Hernández, ni se habría montado en el avión presidencial volando hasta Isnotú para terminar como un mentiroso luego de que el Vaticano informara que la noticia era falsa. Esto sin mencionar el desprecio del pueblo natal de José Gregorio que ni siquiera por curiosidad se acercó a su caravana.
Sin embargo, vale la advertencia al mundo opositor de cuidarse de caer en triunfalismo. La amoralidad del régimen y su acumulado de delitos, lo hace aún más peligroso.
Entretanto es relevante registrar las reveladoras señales de desconfianza dentro de la élite que está en el poder. Todos tienen un cuchillo en la boca. Y descaradamente todos amenazan con prender el ventilador.
Hay decisiones que Maduro no ha tomado aún y que son interpretadas como muestra de su debilidad. Una es el castigo esperado para el general Néstor Reverol, oficial clave en la estructura que había montado Tareck El Aissami cuyo entorno fundamental está preso o en fuga. A pesar de las evidencias, Nicolás no se ha atrevido a procesarlo, dejándolo discretamente en el destierro. Teme con seguridad la posible reacción en la Guardia Nacional.
Asunto similar pendiente es la remoción del director del Sebin, Gustavo González López, compañero de golf de Samark López el operador financiero de El Aissami. Maduro nunca ha confiado en González López, hombre de los hermanos Diosdado y José David Cabello, pero le ha costado desprenderse de él. Posiblemente ahora se arrepiente de no haberlo hecho.
Como es de esperarse, González López ha sido cuidadoso en documentar los malos pasos de la familia presidencial y demás miembros de le élite del régimen, lo que ha significado su seguro, pero ahora nada lo es.
Las sospechas de traición subieron de temperatura para González López al enterarse de que el torturador de la DGCIM, Alexander Granko Arteaga, andaba averiguando y documentando en nombre de Tarek Wiilliam Saab y por lo tanto de Nicolás Maduro, detalles de abusos contra los propietarios de una importante concesionaria de vehículos. Este movimiento del Ministerio Público procura actualizar una denuncia contra González López por extorsión y la ilegal incautación de camionetas blindadas de lujo de cuando era ministro del Interior y Justicia.
Su respuesta a ese amenazante movimiento la expresó a través de un video producido con motivo de la reciente celebración del 14 aniversario del Sebin. Fue una señal pública -probablemente hay muchas otras privadas- que presentó imágenes aparentemente inocentes de las distintas instalaciones de la sede del organismo de seguridad. ¿Cuál es la particularidad? El mensaje audiovisual arrancó mostrando el comedor de las instalaciones en Plaza Venezuela cuya construcción, además de la remodelación del Helicoide, fueron trabajos contratados a una de las empresas de Santiago Morón (ahora también en desgracia), conocido testaferro de Nicolasito.
No hay que explicar el mensaje del director del Sebin con este video: yo tengo secretos tuyos, no me toques.
Las señales de corrupción de González López son de vieja data. ¡Cómo será que Euzenando Azevedo quien fuera director ejecutivo de Odebrecht en Venezuela se quejó de su avaricia con Hugo Chávez cuando estaba a la cabeza del Metro de Caracas! ¡Odebrecht! Que vaya si tuvo mano suelta para el pago de sobornos. En esa ocasión Chávez lo desincorporó del Metro, en lugar de remitirlo a los tribunales de justicia. Impunidad garantizada.
La estela de señalamientos contra González López no ha sido borrada a pesar de su indiscutible esfuerzo por hacer desaparecer las informaciones del mundo digital.
En tiempos de desconfianza y cuando las tensiones aumentan en el Palacio Presidencial algunos se preguntan: ¿Tendrá González López más información que el director de la DGCIM Iván Hernández Dala? ¿Quién tiene mayor poder de chantaje? Difícil saberlo, responden las fuentes, aunque pesa mucho que el jefe de contrainteligencia militar ha estado más cerca de la familia presidencial. Esto hace más vulnerable a Diosdado que a Vladimir Padrino López, dicen los entendidos.
En cualquier caso, por todos lados el régimen apesta.