04 Jul
La fuerza del bien gana y el miedo pierde
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Las conmovedoras imágenes de niños, adolescentes y ancianos incorporados a las concentraciones, rogando, llorando, asidos en abrazo a María Corina Machado, son la más sólida evidencia del daño ejecutado por una dictadura, y de la rabia y el dolor del pueblo venezolano.

La dictadura ha llevado al país al subsuelo y la gente se está aferrando a su única oportunidad de sobrevivencia. María Corina no necesita de una arenga política. Su discurso se sostiene sobre principios y anhelos. Habla de vivir con dignidad, respetar la ley, hacer el bien y también de volver a soñar. Y lo más poderoso: la posibilidad de recuperar la familia. María Corina se lo dice a un país que el régimen ha mutilado, pero que a pesar de eso se ha fortalecido y algo muy importante: ha perdido el miedo.

No hay mucho que agregar cuando se plantea el futuro como una elección entre el bien y el mal. Una población asaltada, violentada, vejada, empobrecida, humillada, perseguida, dividida, no va a perder la oportunidad de cambiar su situación ante la casi milagrosa oportunidad de la elección presidencial del 28 de julio.

Es muy poderoso lo que está viviendo el país durante estos días. Destaca la capacidad de organizarse, la fuerza para expresarse y -muy importante_ la eficiente manera de comunicarse y convertir la censura del régimen en un estridente fracaso.

Las imágenes de cada concentración expresan una firme decisión de sobrevivir. Y de hacerlo bien; con respeto, con civilidad, con decencia, en libertad. Eso sí, con la recuperación de la justicia y el cese del saqueo de los recursos de nuestro país. Ganando.

Lo planteado tiene desencajado al mal, por supuesto. Nicolás Maduro y sus adláteres, se muestran desajustados. Vivían acostumbrados a doblegar a la población sometiéndola al yugo de la necesidad, de tener que rogar y aceptar migajas para subsistir. Ellos celebraron que de Venezuela salieran casi 8 millones de venezolanos.

Presumían de su poder y ahora quedaron al descubierto en un relato que no esperaban en el que mientras una monja le entrega un escapulario de la virgen del Carmen a María Corina Machado, Nicolás Maduro invita brujos a Miraflores; mientras María Corina consuela con amor al desesperado, Maduro convoca al odio, burlándose de manera cobarde de sus oponentes, agrediendo con especial saña al candidato presidencial Edmundo González Urrutia.

Maduro sintiéndose impune está huérfano de una coartada que logre desmentir cómo él y su entorno de Palacio han desmantelado al país en beneficio de sus mafias y bolsillos personales. La sola presencia del dictador y la corte cómplice que lo acompaña en el poder, son prueba positiva de cómo se han enriquecido. Sobran videos que registran el desprecio de la gente al verlos en costosísimos vehículos, forrados en lujos que abofetean al ciudadano, ostentando relojes y zapatos, trajes y carteras de marcas exclusivas que alcanzarían para comprar más de un fastuoso apartamento.

Por eso resulta particularmente potente ver un rosario hecho de globos fundirse con el cielo de Mérida, al tiempo que Maduro despliega banalidad al publicitarse bailando, simulando indiferencia, sin dejar, eso sí, de exudar el odio con el que está dispuesto a hacer cualquier cosa para mantenerse en el poder. Llegamos entonces al punto donde la estrategia tendrá que considerar hasta dónde Maduro está dispuesto a llegar, el costo que está dispuesto a pagar para seguir a la cabeza de esta dictadura -cosa que le puede salir muy mal- y hasta dónde también lo acompañaría su entorno civil y militar. Porque hay muchas señales secretas de ansiedad por negociar.

Entretanto el régimen siempre tiene a su servicio el Ministerio Público y los tribunales para volverse creativos procurando revestir de legalidad acciones inconstitucionales, así como la construcción de montajes que tratarían de atribuir al liderazgo opositor hechos violentos. Ya Delcy Rodríguez y la Fiscalía se activaron con el cuento de un supuesto atentado contra el Puente Angostura. Maduro también ha anunciado tener “evidencia” de intentos de golpes de Estado. Chantaje descarado. Un gobierno que respeta la ley no trata en clave de telenovela de suspenso, un delito.

Otro caso fabricado que sería risible si no significara una tragedia para los venezolanos, es el del atentado eléctrico. Pero cuidado, puede que lo usen para ejecutar un plan temerario. Fuentes militares advierten que uno de los escenarios para el 28 de julio ante la inevitable masiva participación, es procurar un apagón generalizado.

Los malos ya no pueden ocultar sus pezuñas.