26 Sep
El ministerio de la traición
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Ninguna escena explica mejor la razón por la que el chavismo sigue en pie. Me refiero al show presentado el lunes pasado en la Casa Amarilla. La síntesis de la amoralidad de un sector político del país fue expuesto y desplegado con las fanfarrias oficialistas previsibles. Se trató de la oficialización del pacto entre personajes antiguamente opositores, fracasados y en oferta de remate en últimas subastas. Pero cuidado, no por todas esas condiciones estos sujetos dejan de ser peligrosos. Venezuela está bajo el yugo de criminales que alimentan su sistema delictivo sobre el control de voluntades carentes de escrúpulos y se sostienen sobre el miedo y la extorsión a la población.

Esta falsa mesa de diálogo coincide con una circunstancia que agobia al régimen: la inminente designación de una comisión especial de investigación para identificar a los jefes de la dictadura, responsables por hechos atroces en la violación de los derechos humanos. Es un paso más allá en el informe de la alta comisionada de DDHH de la ONU, Michelle Bachelet y una acumulación para el lejano –pero seguro– juicio en la Corte Penal Internacional.

Bien lo dijo José Miguel Vivanco, director de Human Rights Watch para América: “Debe designarse dicha Comisión que investigue a los responsables de casi 18 mil ejecuciones desde 2016”. Dicha ONG ha documentado que esas ejecuciones extrajudiciales se llevan a cabo en zonas de bajos recursos cumpliendo con un grave patrón de abusos policiales de las Fuerzas de Acciones Especiales. Esos abusos quedan impunes. Y algo muy grave: en algunas ocasiones son ejecutados los líderes populares de los barrios, jefes opositores que son liquidados para enviar un mensaje a los habitantes del sector, tal como sucedió a principios de 2019 ante la juramentación como presidente interino de Juan Guaidó. En enero, la represión en los barrios fue brutal.

Evadir esta investigación que evaluará también torturas y persecución sistemática con fines políticos, significa postergar nueva evidencia que muestra las manos manchadas de sangre de la dictadura. Por eso este show a la medida, con políticos que tienen el rabo suficientemente sucio y que tienen años acostumbrados al chuleo. Nada difícil fue moldear para ellos un discurso benevolente con la tiranía, bajo el cumplimiento de un guión que simule tolerancia con el adversario y gestos de perdón.

Este performance presentado así, podría ser interpretado como solo un capítulo para la distracción. En lo personal, me inclino por evaluar esta jugada como parte de una apuesta seria y compleja de sobrevivencia preparada por la corporación criminal que representa Nicolás Maduro.

Una cosa ha sido comprobada con esta dictadura: a estos tipos no les importa mentir después de haber jurado. Impasibles se descubren como unos faltos de palabra frente al mundo. Se ufanan en insultar a Donald Trump y pagar al mismo tiempo cantidades millonarias a lobistas para que Maduro pueda hacerse una foto con él en la Casa Blanca. Así, ¿por qué iba a ser distinto ahora, cuando ya se habían burlado de los noruegos y del gobierno interino?

La primera oferta inmediata a cumplir –incorporarse a la Asamblea Nacional– fue postergada. La liberación de presos políticos (no se sabe cuántos) se mantiene en el limbo de la incertidumbre en cuanto a nombres y cantidad. Solo excarcelaron a Edgar Zambrano, lo que ratifica que el verdugo poseedor de la llave de la prisión se llama Maduro. Respecto a la designación de un nuevo Consejo Nacional Electoral ya comenzaron las aclaratorias. La vicepresidenta de la fraudulenta ANC, Gladys Requena, se apuró en precisar que solo se hará una revisión de los rectores que tienen el período vencido. Lo que significa mantener la misma proporción de 4-1 en el organismo electoral. Una burla.

¿Servirá de algo esta desagradable circunstancia? ¿Este despliegue de rostros disecados ayuda a la reflexión y estimula a apoyar a nuestras nuevas generaciones que tienen el valor de jugarse la vida en tratar de expulsar al tirano? ¿Podremos dejar a un lado el egoísmo y entender que solo unidos se puede culminar con éxito la estrategia de sacar a las bestias del poder? ¿Lograremos sostener esta unidad de cara a los intentos de unas nuevas elecciones fraudulentas que pretenderán arrasar con la única institución legítima?

La proyección para el próximo año en Venezuela, sin querer ser apocalíptica, es dolorosa y catastrófica. Un país que se deshace, se derrite, desaparece. No lo podemos permitir.