Parece necesario recordarle a Nicolás Maduro que no vamos a olvidar sus crímenes. Que en nuestra memoria están tatuados los asesinatos directos y los indirectos. Que en el disco duro están grabados los rostros de jóvenes masacrados por represores que actuaron bajo sus órdenes en pacíficas protestas, de los niños muertos por desnutrición y aquejados de enfermedades, así como de los ancianos agonizando en el abandono y la tristeza.
La imagen repugnante de sus kilos de grasa rebotando al ritmo malévolo del placer de las muertes, solo puede competir con el crimen cometido al imponer la oscuridad en nuestro territorio y en el alma de los venezolanos.
Maduro exuda barbarie, expira maldad. Las cifras que documentan la destrucción del país no caben en este espacio y no alcanzan una explicación lógica. Y el usurpador, no conforme con los delitos mencionados, traicionó a la patria. La entregó a los cubanos y luego la mutiló para repartirla entre las mafias que ahora constituyen la corporación criminal sobre la que se ha mantenido. Convirtió a Venezuela en un antro, donde lo ilícito es protegido, donde el hampón es premiado y donde las únicas acciones de gobierno son otros delitos que realmente son sus nuevos negocios, tales como el Clap, la importación de medicamentos, el narcotráfico y la violencia. Porque los miembros de esta dictadura son insaciables en su avaricia y no tienen límite en su ambición de poder por lo que pretenden reinar sobre el tesoro robado, para siempre. Ya mismo, Nicolasito está siendo entrenado como heredero. No hay que subestimarlo. Siempre puede haber alguien peor y más idiota.
Maduro está exprimiendo –e involucró a su hijo hasta los tuétanos- la comercialización ilegal de nuestras riquezas minerales. Altos oficiales de las FANB comentan que el usurpador redujo su interés por el petróleo –circunstancia aprovechada por los también codiciosos hermanos Rodríguez- para concentrarse en el oro, el coltán y los diamantes. Y como los minerales abundan, Maduro mordió esa carne porque podía burlar las sanciones, sostener su estructura criminal y satisfacer las altísimas aspiraciones familiares. El país, que se lo lleve el diablo. Por ejemplo, por los ingresos por la venta de coltán, no ha entrado un centavo de dólar al fisco nacional, a pesar que de manera oficial se está comercializando desde hace cuatro años, según especifica el diputado Américo De Grazia. ¿Por qué ocurre esto? Porque el único hijo varón del usurpador –tuvo una hija en sus tiempos díscolos en cancillería- ha ido controlando la operación, contando eso sí con la debida protección del ELN, compartiendo cuotas con los hijos de su madrastra Cilia Flores y en sociedad con el operador Alex Saab. A regañadientes algo entrega también a Tareck El Aissami, Diosdado Cabello, Maikel Moreno y efectivos militares. El pedazo se hará más chiquito ahora que le ofrecieron cuotas a los gobernadores.
La estructura para saquear tanta riqueza no se detiene a la hora de arrebatar vidas, comenzando por los indígenas o utilizar los aviones más costosos del mundo. A ninguno de los asaltantes se la ocurre plantear consideraciones ambientales o el cuidado para preservar el Parque Nacional Canaima declarado por la Unesco Patrimonio de la Humanidad. No. Al contrario. La dictadura para ser coherente con su esencia, arrasa la selva tropical y origina un devastador efecto, con ríos envenenados por mercurio y otras sustancias tóxicas.
El régimen ha ido repartiendo gradualmente los 103 mil kilómetros cuadrados del Arco Minero como si fueran gajos de mandarina. Así, ha entregado extensiones de tierra a los militares que se asocian con inversionistas para la operación industrial, convirtiendo la institución armada en legitimadora del delito y a los militares en socios activos de las mafias.
Con la lealtad de las FANB comprada, solo queda ajustar la operación entre los amigos. Los pranes coordinan con los guerrilleros del ELN que llegaron un tanto después de estar instaladas las FARC. Y por aquello de la hermandad, también le han dado su cosita al Hamas y Hezbollah. Como era de esperarse, en ese ecosistema se multiplicó la violencia, los homicidios han sido con más saña y los delitos mutaron para peor.
Recientemente el diputado Carlos Paparoni, reiteró lo que ha venido señalando el partido Causa R y que también han denunciado los ex jefes de inteligencia, el general Hugo Carvajal y el general Manuel Cristopher Figuera: Maduro está burlando las sanciones y en ese proceso está robando más. Toneladas de oro han sido transportadas a Turquía y de allí han seguido a Rusia. Según Paparoni, ahora utilizan costosísimas aeronaves privadas. Pero la información clave aún falta por desvelar: ¿dónde están escondiendo tanto dinero? Porque con seguridad, al pueblo venezolano, nada está llegando.