Una escultura bañada en oro es siempre un regalo halagador para un dictador. Más aún si su inmenso ego ha sido incluido acompañando imágenes del Libertador Simón Bolívar y de Hugo Chávez. Maduro, receptor del presente, es el tercer cobijado en los brazos de Jesucristo, según el inspirado autor de la obra, sobre quien no se mencionó su nombre.
Maduro había memorizado las palabras. Le tomó un rato, pero lo logró. Tenía que hablar de la simbología, referirse a que en esa ¿escultura? de unos 50 centímetros, él se mantenía de pie junto al Ave Fénix. “Y así seguiré. No va a haber nada que nos amilane”.
No es casual que el oro esté presente en eventos oficiales y en especial en actos militares. Es el oro un instrumento de persuasión para la élite castrense sobre la que se sostiene en buena parte la dictadura. El oro convirtió en aliados convenientes a los guerrilleros luego de que durante décadas han sido enemigos de nuestra democracia, autores de crímenes que cegaron vidas de miembros de las Fuerzas Armadas y han atentado contra nuestra soberanía. Pero de pronto, el oro encandiló a los militares y logró la metamorfosis de los guerrilleros que pasaron de terroristas a ser sus socios en las minas y en otras áreas de delitos. Es con oro que se hacen centenares de transacciones con entes internacionales. Y son miembros de la FANB los que protegen el traslado ilegal de oro para ser sacado de nuestras fronteras.
El obsequio de la escultura fue parte del acto que conmemoró el 83 aniversario de la Guardia Nacional que sirvió de marco para un ascenso inédito: el nombramiento de Néstor Reverol como general en jefe. Primer miembro de la Guardia Nacional designado como tal. Son varias las lecturas a este hecho, aun cuando para algunos esa distinción en la práctica está devaluada.
Expertos en el mundo militar local coinciden en que Maduro y los cubanos procuran afianzar un muro de contención frente al descontento evidente dentro de la Guardia Nacional Bolivariana. Nadie puede negar la extendida molestia en ese componente. Son decenas los presos activos y retirados –en muchos casos de manera injusta y a todos violándoles sus derechos– que son procesados por acciones de rebeldía. Destacar con este acto a Reverol es una manera de pasarle la mano a la GNB.
También hay un mensaje interno hacia la FANB. Es evidente el interés en restarle fuerza a un crecido Vladimir Padrino López que ha comenzado a sentirse insustituible. Parece hora de colocar en el tablero eventuales remplazos y con ello sacudir a Padrino de la comodidad en la que anda. Nunca un miembro de la GNB ha sido ministro de la Defensa. Ya antes del 30 de abril el nombre de Néstor Reverol había sido mencionado en un informe de inteligencia que elaboró un perfil sobre los atributos necesarios para ocupar el cargo de ministro de la Defensa. Varias condiciones pesaron en que se viese favorecido. Su preparación en el ejército alemán, su conocimiento del orden interno de la FANB, su capacidad organizativa, su experiencia en el orden policial y con agencias internacionales. Todo con un estilo algo estoico, virtud entre los militares. Compañeros de Reverol aseguran que es un hombre que resiste con disciplina. Es sigiloso, calmado, aunque en importantes conflictos suele ser frontal. Sabe pelear sin hacer alharaca. Claro ejemplo es su enfrentamiento con el gobernador del Zulia, Omar Prieto, a quien le respondió documentando un expediente de la contraloría que ha ido engrosando con innumerables irregularidades y/o delitos. La conclusión del informe fue ignorada y la posibilidad de ser ministro de Defensa se fue al traste ante la presión de los componentes de la Armada y el Ejército. Y después vino el 30 de abril…
Para ese momento Reverol parecía más cercano a Diosdado Cabello quien ahora es el gran desplazado de la Fuerza Armada venezolana. La decapitación simbólica en el último acto de ascensos coincidió con su caída por coronavirus.
Para Reverol en cambio, los vientos parecen soplar a favor. Fuentes militares afirman que los cubanos manejan la hipótesis de que Reverol ha sido “tocado” por Estados Unidos por lo que se ordenó el gesto de convertirlo en general en jefe. Piensan que es una manera de comprometerlo y de hablarle a otros miembros de la GNB que estarían descontentos. El análisis precisa que Maduro necesita de Reverol porque no hay otro en el radar que pueda sustituirlo en su área. El mayor general Fabio Zavarse Pabón, quien desde el año pasado es comandante de la GNB, no aparece en el escenario ante su falta de liderazgo.
Entretanto el oro sigue sonando. Que lo diga Claudia Díaz, exenfermera de Hugo Chávez. Pero ya ese es tema para otra columna.