Dicen los grupos opositores que propiciaban el abortado intento de un revocatorio que en los primeros avances frente a la posibilidad de recoger firmas para presentarlas ante el CNE y procurar su aprobación, la gente se mostró notoriamente activada habida cuenta del referente de Barinas. Se percibía entusiasmo, cuentan ellos.
Yo no despacharía el impulso. Por eso veo como peligrosa esa especie de tregua que algunos están asumiendo. Me anoto en el equipo de los preocupados por no ver salida en el presente venezolano y me opongo a ese chinchorro que está mostrando -salvo excepciones- el liderazgo opositor. Coincido con la opinión de Freddy Superlano: “Es irresponsable decir a la gente que debe esperar hasta el 2024”.
Hay que reactivarse en la lucha, ya. Mientras Maduro se ufana cómodo, la oposición, a pesar de esfuerzos individuales, da palos de ciego en su fractura prolongada, lo que explica la sorpresa de muchos cuando el régimen optó por la atropellada decapitación al revocatorio que cortó abruptamente la opción de seguir alentando el intento de recolección de firmas. ¿No ganaba más prolongando eventos que desgastaban a la oposición con un tema que la divide?
La respuesta es obvia. El régimen nunca deja cabos sueltos. Maduro se sostiene en el poder sobre su destacable virtud de la obediencia con la que se deja llevar por los titiriteros que nunca corren riesgos, que se dedican a asesinar inocentes antes de permitir protestas, que torturan y encarcelan a sus adversarios, y que prefieren ser calificados como una dictadura para no correr un riesgo electoral que expulse a Maduro del poder. Así que, con la piel aún sensible por Barinas, la decisión fue abortar el proceso revocatorio. Porque si algo estalló en Barinas fue la certeza del rechazo del chavismo a Maduro. ¿Se habría prendido esa candela? La dictadura evaluó que sí.
La continuación de la estrategia del régimen -y tal vez mucho más delicada para efectos internos- ha estado dirigida a la militancia del chavismo. La amenaza de Diosdado Cabello de identificar a quienes firmaran en favor de activar el revocatorio exudó el reconcomio de un derrotado que solo se quedó en la mano con un puñado de agresiones proferidas para la extorsión: “Si usted pide revocatorio, no tiene que estar escondido”, agregó en su decadente programa el vapuleado jefe de campaña en Barinas. El hombre que se arroga defensor del legado de Chávez terminó amenazando a los suyos, demostrando la debilidad de alguien cuyo poder se ha desgastado entre otras razones porque ya no le temen. Diosdado y la élite del régimen saben del rechazo creciente dentro del chavismo. Y saben que la mecha que se prende puede terminar en incendio incontrolable.
El aborto del revocatorio generó otras reacciones del lado oficialista. Mary Pili Hernández fue especialmente severa en Twitter: “¿Qué democracia es esa que no respeta la Constitución? ¿Cuántas trampas más son capaces de hacer para impedir que la gente exprese su voluntad?”. Y arrojó una variable que evidencia el miedo del régimen: “No se justifica que para recoger las firmas tenga que haber testigos del Psuv que funcionen como comisarios políticos para amedrentar a la gente que se atreva a firmar, sobre todo en el interior del país donde algunos temen represalias”.
Sin duda, en Barinas la dictadura constató que la impopularidad puede expresarse de manera arrolladora en las urnas de votación aún con 25 mil efectivos militares y el gabinete nacional y de diversas regiones plantado en su territorio.
¿Ha sabido la oposición sacar provecho a toda esta circunstancia? Parece que no. La posibilidad de un revocatorio fue asumida con indiferencia en términos generales. El debate quedó en las redes sociales sin que algunos líderes fijaran posición. No se sacó suficiente provecho al triunfo de Barinas y no se le ha cobrado al régimen el atropello que significa el aborto del revocatorio.
Ese congelamiento es muy peligroso.
Destaco, sin embargo, la voluntad del dirigente Andrés Velásquez quien encabeza el grupo organizador de elecciones primarias para elegir este 2022 un candidato presidencial. Velásquez anunció la creación del Movimiento Libertad que buscará “aglutinar esa gran mayoría de venezolanos en nuestro territorio y en la diáspora, que entienden el problema de la dictadura y que exigen elecciones libres”.
Es un árido camino que debe comenzar por el difícil trabajo de diluir los odios, reducir las confrontaciones, cesar la rutina reactiva y banal que se engancha en cualquier acontecimiento que nos divide. Merecerá ser líder quien procure el honesto reencuentro entre los venezolanos. De lo contrario, el destino de Venezuela seguirá perdido.
A este país se lo ha tragado el odio y la desesperanza. Urge el liderazgo que nos saque de ese fango del que se alimenta la dictadura.