Desde temprano en el 2014, cuando se hizo evidente que Nicolás Maduro no tenía apoyo popular, el Tribunal Supremo de Justicia se convirtió en el centro del poder político en Venezuela. Cada violación a la Constitución cometida por Maduro ha sido soportada sobre el TSJ. Para asegurarse aún más, Maikel Moreno -hombre de confianza de la familia presidencial- fue ascendido a presidir el máximo tribunal en el 2017. Su apoyo no ha contemplado formalismos legales y no se molesta en simularlos. Pero la situación, ante la ausencia de estado de derecho, ha puesto a Maduro contra la pared presionado por la justicia internacional por lo que ha llegado el momento de fingir. El amigo Maikel ha de ser sacrificado, aunque no tanto, porque lo planteado es que entregue la presidencia conservando importantes cuotas que no son más que las de la pareja acompasada que son Cilia y Nicolás.
En las cuentas de Cilia Flores, quien ha manejado la operación, la designación de los magistrados del TSJ estaba casi arreglada. En la repartición, Cilia se ha esforzado por asegurar el control necesario para espantar cualquier peligro que pudiese atentar contra la permanencia de Maduro en el poder y poner en riesgo sus negocios, operando en llave con los hermanos Rodríguez que se mostraron complacidos al lograr el ingreso de Larry Devoe y Cristóbal Cornieles. En cuanto a los disfrazados de oposición, saben que siempre tendrán que decir que sí, lo que significa tres magistrados del total de 20. El problema era Diosdado que aspiraba siete magistrados y sentar a uno de ellos como presidente del TSJ. En todo eso no se podría complacer, mandaba a decir Cilia en voz de Maikel, confiada que Cabello no tendría más alternativa que aceptar.
Y de pronto, todo se complicó. ¿Qué fracturó la supuesta armonía que mantiene la élite del oficialismo donde el sistema de autocontrol siempre deja a un lado la pugna y privilegia los acuerdos para seguir mandando? ¿Qué sucedió?
Fuentes informadas sospechan que se filtró una conversación en la que un miembro de la élite chavista daba estas instrucciones: “¡A Escarrá me lo sacas! ¡Bastardo no va!”.
A Escarrá (Hermann) nadie lo defendió. Pero el descabezamiento de Bastardo era una afrenta contra Diosdado. ¿Quién es Yván Bastardo? Es el presidente de la Sala de Casación Civil y el candidato de Diosdado Cabello para presidir el TSJ.
Ante la filtración de tan traidoras intenciones, Diosdado -muy a su estilo- lanzó a Pedro Carreño para que mordiera a Maikel Moreno. Carreño, con poca credibilidad, pero con muy mala lengua pegó duro y desveló a las principales operadoras políticas con las que el presidente del TSJ y Cilia Flores dirigen las decisiones judiciales que se ejecutan en el país.
Una crisis de ese calibre en este proceso no parece conveniente para Maduro cuando el fiscal de la Corte Penal Internacional, Karim Khan está de visita en Venezuela y ha insistido en que es imperativo desmontar el sistema policial de justicia impuesto por el régimen. Eso lo sabe Diosdado quien celebró su bombazo el cual al parecer tomó por sorpresa a la gente en Miraflores.
El fiscal Khan ha sido muy contundente al exigir que se derribe la implacable estructura de supuesta justicia sobre la que se ha sostenido Maduro y con la que se han cometido crímenes de lesa humanidad. Para mostrar al fiscal buena voluntad es imperativo entregar a peces gordos. Y Maikel Moreno es uno. Entonces se diseñó la obra en la que Maikel sale de la presidencia y es sustituido por una ficha leal pero más “potable” para el fiscal Khan. El guion también contempló nombrar una comisión de la Asamblea Nacional que evaluara los candidatos a magistrados y generar elaboradas fotografías de reuniones con falsos opositores, algunos de los cuales reciben línea de otros tantos falsos opositores que aún no admiten serlo aun cuando trabajan para Maduro.
“Es que todo iba bien”, se lamenta una fuente que hace vida en Miraflores. “Lo que sucede es que el TSJ es vital para Nicolás, pero también lo es para Diosdado que sabe que Cilia lo tiene sentenciado. Además, sabemos que el Tribunal Supremo decidirá todo sobre las próximas elecciones presidenciales”.
Hasta el momento de escribir esta columna aún no había acuerdo, pero lo habrá. Se mencionaba la alternativa de designar como mediador a Francisco Ameliach, hombre de confianza de Diosdado Cabello. Ya le quitarán algún otro magistrado más a la falsa oposición y los que se odian del chavismo se abrazarán en una cadena presidencial.
Pero a veces la cuerda tensa se revienta.