Nicolás Maduro, junto a su equipo de confianza -cada vez más disminuido- y costosos asesores, vienen debatiendo decisiones a tomar en procura de evitar el naufragio y con ello su salida del poder. Nicolás se resiste firmemente y muchos del entorno lo apoyan… mientras él está presente. Lo irrefutable es el creciente y masivo rechazo que el pueblo venezolano siente hacia Maduro. En consecuencia, sus apoyos son menores y poco entusiastas dentro y fuera del país.
En medio de evidentes señales de debilidad ocurrió como una bendita casualidad que el fiscal de la Corte Penal Internacional Karim Khan visitara Venezuela. En el acto protocolar un nervioso Maduro mostró inseguridad frente a la audiencia.
¿Quién lo diría? Tanto inventar conspiraciones y atentados acusando a opositores inocentes a quienes ha destruido sus vidas, para ahora tener razones para desconfiar de los suyos. Como era de esperarse el mundo militar ha estado muy movido. Destaca la salida del tren ministerial del general en jefe Néstor Reverol señalado desde hace más de un año como la pieza militar clave del exministro de Petróleo Tareck El Aissami. Reverol venía desempeñándose como titular de Energía Eléctrica y ahora Maduro en una clara señal de castigo, lo ha regresado a Corpozulia.
Se prueba así una vez más que el caso de Pdvsa Cripto no solo significó una gigantesca operación de corrupción; a final de cuentas el régimen de Maduro es una cleptocracia. La ira de Maduro contra Tareck y en consecuencia contra Reverol es la conspiración, extendida en estos tiempos de paranoia hacia buena parte del estamento militar al que Nicolás culpa de su presente fragilidad con réplica entre la población civil incluyendo la militancia chavista.
El diagnóstico ha generado muchas y sigilosas reuniones de la élite del régimen en las que algunos (aún pocos) se han atrevido a evaluar una posible transición, entre ellos Diosdado Cabello, quien habría expresado su aspiración en ese escenario de obtener el control del Tribunal Supremo de Justicia, pretensión que llegó a oídos de Cilia Flores quien se molestó.
La presente crisis ha llevado, según aseguran fuentes de inteligencia, a que sin remilgo, aunque con discreción, haya sido presentada a Estados Unidos la oferta de entregar a Reverol, solicitado en ese país por presunto narcotráfico, lavado de dinero y terrorismo. Maduro trata así de aleccionar a eventuales traidores.
El destino de Reverol podría incrementar el malestar interno dentro de la Fuerza Armada venezolana, un ente pervertido asociado al crimen organizado en diferentes instancias. Reverol ha sido un oficial con clara ascendencia no solo en la Guardia Nacional, sino también en los otros componentes. Maneja información precisa sobre la seguridad interna del Estado y tiene la situación del país actualizada, razones que han llevado a que Maduro ordenara al ministro de la Defensa Vladimir Padrino López que colocara en vigilancia y observación a un nutrido grupo de militares, esencialmente a los generales de Brigada del Ejército miembros de la promoción José María Rivas Dávila entre los que se encuentra el jefe de Seguridad y Protección de El Aissami, el GB Luis Alfredo Pérez Martínez quien sería líder del grupo.
Dice la fuente: “Tarek llegó tan lejos que logró incorporar a su clan al capitán Juan Francisco Escalona (pupilo favorito de Chávez) actual edecán de Nicolás y administrador del despacho presidencial”.
Todo esto ha llevado a tres reuniones durante la última semana -dos en Fuerte Tiuna y la tercera en Miraflores- en la que los generales han recibido una maratónica arenga que descalifica como traidor a El Aissami. “Pero no se han atrevido a hablarnos mal de mi general Reverol” precisó uno de los asistentes.
Se anuncian otras reuniones y están evaluando nuevas detenciones de oficiales entre las que destaca la del coronel Antonio José Morales (otro de los edecanes consentidos de Chávez) quien fue presidente de Sudeban y ministro de Comercio, actualmente con bajo perfil como subdirector de la Academia Militar de Venezuela. Esto, para los amantes del recuerdo del expresidente muerto, sería una afrenta.
Expertos castrenses ven cuesta arriba que Maduro recupere un mínimo de liderazgo entre los militares, ni siquiera apelando a las amenazas de prisión y al terror de entregarlos al torturador Alexander Granko Arteaga.
El jefe del régimen tampoco imaginó el efecto negativo en la FANB de los parapetos electorales organizados por el tema de Guyana y la llamada consulta popular del pasado 21 de abril donde el pueblo lejos de participar expresó, especialmente en las zonas populares, su rechazo al gobernante. En contraste, los oficiales fueron testigos y muchos participaron con discreción, en la contundente elección primaria opositora.
Los cálculos hasta ahora proyectan que ese rechazo no va a cambiar en la presidencial.