Nicolás Maduro se ha quitado la careta para mostrar sin cortapisas su rol de tirano sanguinario. En Venezuela cada minuto se registran actuaciones delictivas de funcionarios del Sebin y la DGCIM. Secuestros con extorsión y solicitud de pago de rescate, persecuciones, amenazas, torturas, en fin, acciones criminales dirigidas por la élite que ocupa Miraflores donde no admiten la derrota electoral y, por el contrario, han declarado la guerra a la población venezolana.
El malandraje de la tiranía reina a plenitud bajo las órdenes de Nicolás Maduro. Los organismos de seguridad se dedican a cazar víctimas. Las tarifas varían según las circunstancias en lo que se ha configurado como el nuevo sistema con el que militares y policías obtienen ingresos adicionales.
Un terrorismo de Estado que procura aislar a los ciudadanos cortando los puentes de comunicación y que además encarcela a quien expresa de manera privada lo que piensa sobre los cobardes que no reconocen el voto de más de 7 millones de venezolanos.
Maduro ratifica las razones para ser despreciado.
Lo terrible es que la podredumbre no es exclusiva de los organismos de inteligencia o seguridad. La delación, la censura, la deshonestidad, la persecución, la extorsión se han extendido hacia sectores que deberían estar preservados de la vileza. El sector académico, por ejemplo.
Tengo que referirme entonces a lo que está sucediendo en la Universidad Arturo Michelena en el Municipio San Diego del Estado Carabobo y las acciones deleznables de parte de su rector Giovanny Nani, quien ha impuesto en esa casa de estudios su réplica particular de terrorismo de Estado, interceptando comunicaciones privadas de WhatsApp, coaccionando a estudiantes y sus representantes (incluidos menores de edad), bajo la amenaza de ser entregados a los organismos policiales, fiscalía o tribunales, solo por compartir lo que piensan de la dictadura. En esa casa de estudios nadie se puede expresar libremente en favor de María Corina Machado o del presidente electo Edmundo González, so pena de ser despedido si quien lo hace forma parte del personal docente y administrativo, o expulsado, investigado y aprehendido, si es estudiante. En tanto a los profesionales de la comunicación les toca recibir una andanada de amenazas y desacreditación pública si comentan algo en los medios. En síntesis, el rector Nani es un pequeño Nicolás que está al servicio de la dictadura, rodeado de funcionarios del Estado, varios de ellos receptores de títulos universitarios obtenidos de manera irregular.
No siempre fue así. La Universidad Arturo Michelena fue fundada por Giovanny Nani Ruggeri (padre del actual rector) en noviembre de 2001. Su hijo ejerce el cargo desde 2022. El temperamento de este heredero tiene antecedentes que ilustran su política de congraciarse y lograr protección de funcionarios del régimen, fundamentalmente las autoridades locales, a cambio del otorgamiento de títulos universitarios de distinto grado, mostrando evidente debilidad por lo efectivos de seguridad y jueces y fiscales, de hecho, fue miembro del Comité de Postulaciones Judiciales de la Asamblea Nacional para designar los actuales magistrados del Tribunal Supremo de Justicia.
Esta Universidad también se ha convertido en un negocio y las protestas de estudiantes por los aumentos indiscriminados de tarifas han sido acalladas bajo la rutina del acoso y el hostigamiento. Actualmente el período de tres meses aumentó a 330 dólares. Para los nuevos el costo adicional de inscripción es 210 dólares, más 20 dólares por el carnet y registro de expediente. “Si no les gusta, lárguense”.
Una prueba del hostigamiento quedó registrada en una grabación en la que Pedro Flores, consultor jurídico de esa casa de estudios, coacciona a los representantes de distintos estudiantes señalados por las opiniones expresadas por sus hijos -incluidos menores de edad- en chats privados. “Ponemos estas capturas en manos de los órganos judiciales o la universidad lo resuelve en el ámbito académico”, amenazó el funcionario Flores advirtiendo que algunos podrían haber incurrido en delitos graves y gravísimos como incitación al odio o terrorismo.
Nanni reacciona con ira ante las denuncias públicas; que lo diga Charito Rojas, respetada colega de la región, amenazada y vilipendiada por emisarios del rector. Todo porque la periodista fue atinada en la descripción del problema: “la universidad Arturo Michelena ha sido convertida en un correccional chavista”.
Esto sigue siendo solo una parte del país. Son minoría y contra eso votamos. No van a ser ellos quienes nos fijen las reglas de convivencia. Y para nosotros ya no hay retroceso posible. Ganamos y vamos a cobrar.